OPINIÓN

Regálate una orquídea salvaje

Imagen de archivo de una orquídea de la familia neotinea tridentata.
Imagen de archivo de una orquídea de la familia neotinea tridentata.
Albarubescens / WIKIMEDIA COMMONS

Después de más de 70 días de angustia, dolor y confinamiento te lo mereces. Regálate una flor, pero no la cortes, no la mates. Tan solo disfruta de su inmensa belleza efímera, grabándola para siempre en la memoria como símbolo de esperanza. Búscala en el jardín, en el parque, en un solar hermosamente florecido durante esta primavera robada, en esas calles donde una humilde margarita ha sido capaz de romper el duro asfalto. Saborea sus detalles, la perfección de esas formas esculpidas por un azaroso proceso evolutivo perfeccionado a lo largo de millones de años.

Una de las cegueras funcionales más terribles es la de no ver plantas cuando salimos a la calle o al campo. A finales de la década de los 90, los biólogos acuñaron el término plant blindness (ceguera de las plantas). Lo definieron como "la incapacidad para ver o percibir las plantas en el propio entorno".

Vemos el bosque pero no los árboles. Vemos flores pero no nos fijamos en ellas ¿Es posible que estemos ciegos ante tanta hermosura? Si nos paráramos un poco descubriríamos tesoros tan increíbles como las orquídeas. Quizá no lo sepas, pero España es el país con mayor riqueza en orquídeas de Europa. Y están por todas partes. El programa de ciencia ciudadana del Ayuntamiento de Vitoria ha localizado nada menos que 60 especies diferentes de orquídeas salvajes en praderas y parques de su anillo verde.

¿Te imaginas encontrar una orquídea? No son tan espectaculares como esos híbridos comerciales que nos venden en las floristerías, pero comparten una idéntica arquitectura de la flor. Lo mejor es que son salvajes, libres, montaraces. Abre los ojos a su hermosura. Disfrútalas. Pero no las toques ni las cortes, que así es la belleza.

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