Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

Trapero o el arte del disimulo

España.- Trapero: Los Mossos se negaron a dar información fiscal a la Generalita
El exjefe de los Mossos, Josep Lluís Trapero, en el juicio.
POOL
España.- Trapero: Los Mossos se negaron a dar información fiscal a la Generalita

En la sentencia del procés, el TS concluyó que el entonces consejero de Interior, Joaquim Forn, hizo suyo el criterio de Josep Lluís Trapero de que la actuación de los Mossos ante el referéndum del 1-O no debía afectar "a la normal convivencia ciudadana". 

Esta coletilla, que figuraba en los fundamentos jurídicos de la instrucción que emitió la magistrada del TSJC Mercedes Armas, se convirtió en la excusa perfecta para la inoperatividad de la policía autonómica. 

En realidad, el principio general de "preservar la convivencia" obliga a todas las fuerzas de seguridad del Estado. Sin embargo, "solo un sesgo malintencionado", afirma el TS, quiso atribuir a esa expresión un alcance absoluto con el objetivo de hacer "inoperativa" la orden judicial de impedir el referéndum ilegal. La condena por sedición contra Forn, que se sustenta también en el papel pasivo de los Mossos, supone para Trapero una losa enorme en el juicio que se desarrolla en la Audiencia Nacional.

En las próximas semanas se examinará en detalle hasta qué punto la cúpula de la policía autonómica jugó al arte del disimulo, es decir, a hacer ver que por un lado se cumplían las resoluciones judiciales cuando en realidad se hacía todo lo posible para convertirlas en papel mojado con reinterpretaciones o excusas operativas. 

El interrogatorio a Trapero del fiscal Miguel Ángel Carballo fue duro porque evidenció todas esas contradicciones, aunque el exjefe de los Mossos se defendió bien con explicaciones para casi todo.

El acusado negó cualquier connivencia con los políticos del procés, a cuyos líderes calificó de irresponsables, pero nunca sabremos qué hubiera hecho la policía autonómica si la primera semana de octubre el Parlament hubiera declarado de verdad la independencia, y no durante ocho ridículos segundos como hizo Puigdemont. No olvidemos que, tras los atentados terroristas de ese agosto, el separatismo elevó a Trapero a la categoría de héroe en un intento para arrastrar al conjunto de los Mossos hacia su causa.

El plan para detener al Govern a finales de aquel octubre se esgrime ahora como la prueba definitiva de la lealtad de Trapero. Pero suena más bien a que fue el último disimulo para cubrirse personalmente las espaldas. ¿Por qué tan tarde? Sobraban razones para haberlo previsto ya en septiembre, tras la aprobación de las leyes de desconexión, o cuando Puigdemont ignoró las advertencias de los Mossos sobre los riesgos del referéndum, y ya no digamos ante el anuncio de que el 10 de octubre el Parlament iba a declarar la independencia. Trapero jugó al disimulo hasta el final.

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