OPINIÓN

¿Qué hay de lo mío?

Vista del hemiciclo del Congreso durante la intervención del presidente de la Mesa de Edad, Agustín Zamarrón, al inicio la sesión constitutiva de la XIV Legislatura.
Vista del hemiciclo del Congreso.
Emilio Naranjo / EFE
Vista del hemiciclo del Congreso durante la intervención del presidente de la Mesa de Edad, Agustín Zamarrón, al inicio la sesión constitutiva de la XIV Legislatura.

Hace cuatro años que los españoles decidimos en las urnas que ya no queríamos mayorías absolutas, y que nuestra alternativa era optar por gobiernos minoritarios inoperantes. Hasta en cuatro elecciones hemos dejado claro que apostamos decididamente por conformar parlamentos abarrotados de pequeños partidos que no son capaces de conformar un poder Ejecutivo que merezca ese nombre, pero que sí permiten al país entretenerse con cuitas sin pausa. Politiquería frente a política.

En esta ocasión hemos concedido la púrpura parlamentaria a cerca de veinte fuerzas políticas. La mayoría, de carácter regional o, incluso, provincial. Los españoles han aprendido de los nacionalistas catalanes y vascos, que durante décadas han exprimido con virtuosismo a los sucesivos gobiernos de la nación. Y si exprimen ellos, ¿por qué no exprimimos también los demás?

La solidaridad (que por definición se ejerce hacia los demás) pierde partidarios cuando se tiende a pensar que la solidaridad bien entendida empieza por uno mismo. Gallegos (BNG) y canarios (Coalición Canaria y Nueva Canarias) aprendieron pronto de catalanes y vascos. Y llegaron otros: valencianos (Compromís), aragoneses (Chunta), cántabros (Partido Regionalista de Cantabria)… Y ahora, incluso, turolenses (Teruel Existe).

La pregunta ya no es qué hay de lo nuestro, sino qué hay de lo mío. El ombliguismo provinciano se impone sobre el la amplitud de miras nacional. El bache que hay delante de mi casa es mucho más importante que el presupuesto en sanidad o educación para el conjunto del país. El mundo no alcanza más allá de lo que abarca mi vista. Primero, yo. De los demás ya hablaremos.

Con estas coordenadas, tan generosas en primera persona del singular, se han de gestionar los nuevos tiempos políticos. Si usted vive en un territorio con partido nacionalista o regionalista, sus opciones de hacerse oír serán mayores. Enhorabuena.

El punto primero del artículo 66 de la Constitución establece que "las Cortes Generales representan al pueblo español" y, como consecuencia, los parlamentarios, aunque lo sean por una circunscripción concreta, representan a todos los españoles, no solo a los de su pueblo. Pero ¿quién se acuerda de ese artículo? Los independentistas catalanes negocian con Pedro Sánchez el derecho de autodeterminación para Cataluña. El PNV exige el cumplimiento de la "agenda vasca". Coalición Canaria, la "agenda canaria". Y en este mismo plan están los demás partidos localistas. Deme usted lo mío, y los demás que se busquen lo suyo.

No cabe queja alguna, porque esa es la decisión que hemos tomado los españoles con reiteración. Y, como bien dice ese viejo refrán, "el que no llora, no mama".

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