OPINIÓN

No todos tenemos que ser veganos para ser sostenibles

Veganuary.
Veganuary.
Veganuary.

Teniendo en cuenta que estamos en enero. No digo nada y lo digo todo. Enero significa dieta. Dieta de los excesos navideños (La clásica). Dieta détox como propósito de año para ser más saludable y comer mejor (cada año sale una nueva). Ahora se lleva la del ayuno intermitente con la que nos saltamos la frase de madre “el desayuno es la comida más importante del día”. Vamos al trabajo y a clase sin desayunar como hace Elsa Pataky. Cenamos pronto (20h aprox) y ayunamos 16 horas hasta que empezamos la ingesta de 8 horas de comida saludable a las 12h (aprox). Sirve para sentirnos más enérgicos, dormir mejor y mejorar nuestra salud, dicen los nutricionistas. Un poco robots, lo veo yo. Aunque he de decir que echo de menos esa rutina. La covid me ha dejado sin neuronas y energía. Y estoy deseando retomar ayuno y deporte para sentirme a tope.

La dieta veganuary. (La concienciada). Es endémica de enero. Consiste en no comer carne en todo el mes. La promueve (desde 2014) la organización benéfica de nombre Veganuary, con sede en Inglaterra. Cada año participan más personas (vegetarianas o no). No hace falta serlo para practicar el reto. Este podría ser tu primer enero (más de medio millón lo hicieron en 2021) También participan empresas de todo el mundo. En España comer plant-based es sinónimo de Flax & Kale, Heura o Lidel, entre otras. Una dieta más comprometida para proteger el medio ambiente, mejorar la salud de las personas y parar el sufrimiento animal. Sin duda nos falta concienciación animal. Pobres beagles de la universidad de Barcelona. Si aún no habéis firmado para que no les sacrifiquen, podéis hacerlo en change.org. y ver cómo avanza a través del hashtag #FreeBeaglesVivotecnia, que ha inundado estos días las redes sociales. No está bonito que la concienciación se reduzca a un mes o a un hashtag, pero es un buen altavoz para que, por ejemplo, hoy este artículo se destine a ello.

Grano a grano trazaremos un camino. Que no tiene que ser exclusivo de nadie. Puede ser flexible. Debemos serlo, en mi opinión, si queremos construir algo juntos. No todos tenemos que ser veganos.

Podemos ser flexitarianos. El término lo acuñó Flax & kale para definir su esencia de vegetarianos flexibles, y ya da la vuelta al mundo. Por ejemplo, un flexitariano come habitualmente vegetales y circunstancialmente platos de proteína animal. Yo soy muy de eso. Nunca he sido rígida. De hecho, en mi “época vegana” no dejé de comer jamón. Del bueno he de decir en mi defensa. Un pecado. Pero no tenía palabra expiar mi culpa. Ahora hay esas palabras para incluirnos a todos. La más nueva se llama Regenuary. Es la dieta alternativa al Veganuary. Acaba de nacer este año, como recoge The Guardian, promovida desde hace un tiempo por el creador de “el carnicero ético” (The Ethical Butcher). Consiste en apostar por la agricultura y ganadería regenerativa con productos de proximidad y temporada. Incluye la carne, solo si ha sido, producida de forma extensiva por pequeñas granjas.

Los activistas de Greenpeace han "troleado" su propia pancarta para exigir al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que cierre todas estas instalaciones de ganadería industrial que existen en España.
Los activistas de Greenpeace han "troleado" su propia pancarta para exigir al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que cierre todas estas instalaciones de ganadería industrial que existen en España.

Las macrogranjas sí existen. Necesitamos eliminarlas, como troleó este jueves Greenpeace en Madrid. Amo lo rural, a los agricultores, a los ganaderos. Me he criado con gente que se dedica al campo y no puedo ir en contra de formas de vivir saludables y respetuosas con el medio ambiente.

Mi declaración de intenciones está con el Reganuary, con el flexiterianismo, con lo rural, con Greenpeace, con la eliminación de las macrogranjas y encontrar un camino flexible e inclusivo para todos.

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