OPINIÓN

Mucho Mortadelo ante Filomena

Calle del barrio de Moratalaz (Madrid), con un pasillo entre la nieve, una semana después de la nevada que trajo el temporal Filomena.
Calle del barrio de Moratalaz (Madrid), con un pasillo entre la nieve, una semana después de la nevada que trajo el temporal Filomena.
EUROPA PRESS
Calle del barrio de Moratalaz (Madrid), con un pasillo entre la nieve, una semana después de la nevada que trajo el temporal Filomena.

Los que nos criamos disfrutando con las viñetas del maestro Francisco Ibáñez sabemos perfectamente como el agente Mortadelo era capaz de disfrazarse de cualquier cosa en sus intentos de pasar inadvertido, o esconderse.

Con el azote que ha sufrido Madrid con la llegada de 'la novia' de su compañero de aventuras, son muchos los que, además de hacerse el Mortadelo, han utilizado el no estar en primera fila para, además de no mover un dedo, criticar las acciones de otros y esgrimir unos argumentos populistas, que han demostrado que están más cerca del Rompetechos –por su ceguera ante el mundo real- que de los dos agentes de la TIA.

Partiendo de que Madrid no está en el Pirineo, ni tiene las mismas características climáticas de Toronto o Nueva York , ni está en los mismos “ríos de aire”, ni tiene la misma vegetación, es más que explicable la "catástrofe" que supuso el "tsunami de nieve y frío" llamado Filomena.

No es una ciudad acostumbrada, ni preparada, para las grandes nevadas, y menos para lo que pasó el otro día, por mucho que algunos contertulios “muy objetivos” no quieran verlo. Tampoco hubo "tres o cuatro avisos de lo que venía desde la AEMET", como he oído en las ondas. Se avisó de, como mucho, 20 o 25 centímetros de altura de nieve. Yo he visto más de medio metro en algunas de sus más de 9.300 calles, con más de 1,7 millones de árboles no acostumbrados a soportar kilos de nieve en sus ramas o en su tronco.

Tenemos una ciudad muy poblada con unas características determinadas que sufre el fenómeno que sufrió y, mientras mucha ciudadanía respondió, tras el primer golpe, limpiando aceras con palas, o transportando personas –muchos de ellos sanitarios- en sus 4x4, otros, líderes de opinión y políticos, llegaban a criticar estas acciones o que unos gerentes, lógicamente, desbordados en un primer momento animasen a realizar esa ayuda ciudadana.

Llegue a ver a un político hacer el ridículo contra un ex ministro en un debate en el que llegó a criticar que las autoridades de Madrid pidieran esa ayuda, ya que eso le corresponde hacerlo a los servicios públicos.

"Lo único bueno de estas desgracias es que se desenmascara gente"

Paradigma de los que creen que papá Estado tiene que hacerlo todo. Caen miles de árboles al suelo, muchos de ellos sobre coches aparcados. La nieve los ha inmovilizado y cuando pasan los quitanieves disponibles se producen “muros” junto a ellos al despejar la vía. Las aceras están llenas de una nieve que, después de seis noches en -10 grados, se ha vuelto hielo. Los ciudadanos reaccionan y liberan caminos. Pero claro, se pretende que todo lo hagan los trabajadores públicos. ¿En serio?. En esta situación no es el momento de hacer populismo. Había calles liberadas y bloqueadas en todos los barrios. Y si tu calle se tardó en limpiar, pues nos jorobamos y dejamos de hacer el ridículo quejándonos.

Días después, una explosión de gas volvió a golpear a la capital de España. Tan sólo unos minutos después ya había ciudadanos en la calle quitando escombros para que pudieran acceder las ambulancias y la policía. Mientras otros atendían afectados. Me pregunto si algún iluminado también critica eso. Es mejor mandar un twit desde una formación política minutos después insinuando si no se había revisado la supuesta obra que se estaba haciendo (mentira). Y lo mejor es la última frase “Esto también ha cogido por sorpresa. ¿Cómo Filomena?”.

Lo único bueno de estas desgracias es que se desenmascara gente y, mientras Madrid se ha llenado de héroes, otros políticos y periodistas han sido ‘mortadelos’. 

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