Mario Garcés Jurista y escritor
OPINIÓN

A los que nacisteis en el 78

El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias (i), junto al portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, durante el pleno del Congreso de los Diputados, este martes en Madrid. EFE/Chema Moya PLENO DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, junto al portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique.
EFE
El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias (i), junto al portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, durante el pleno del Congreso de los Diputados, este martes en Madrid. EFE/Chema Moya PLENO DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

(Sobre todo dedicado a ti, Pablo Iglesias, que viniste a nacer en Madrid en octubre de ese año, unos meses después de que lo hiciera Pablo Echenique en Rosario).

Una de las primeras ‘operaciones salida’ de la historia de la humanidad, muchos siglos antes de las estampidas pandémicas del siglo XXI, es la tocata y fuga del pueblo de Israel, que deambuló, a su destino, cuarenta años hasta alcanzar la tierra prometida. Cuatro décadas se antoja un periodo vastísimo de tiempo si observamos que la distancia física entre Egipto y Canaán es de aproximadamente 390 kilómetros, que, en conversión de medida moderna, sería poco menos que una hora y cuarto de viaje en el AVE de Madrid a Zaragoza. España vive su particular éxodo desde que hace aproximadamente cuarenta años aprobamos la Constitución. Y así como Dios entregó a Moisés el decálogo que instituía las obligaciones de la alianza, en España se aprobó en 1978 una Constitución en la que se contenía un Título VIII con las obligaciones de la alianza de las civilizaciones interiores.

Corren tiempos de asnos de Troya y becerros de oro que no lo entienden

Ese mismo año de marras y de marros, Miguel Delibes, a cien años hoy de su nacimiento, publicaba El disputado voto del señor Cayo, culminando el retrato colectivo en sepia del enfrentamiento entre las dos Españas, del trance de la reconciliación, de la intolerancia de una sociedad autárquica frente a la libertad, del inmovilismo patriarcal frente al activismo larvado del universo femenino que puebla la obra del autor. No por casualidad, trescientos años después de la fundación de la Real Academia Española, en 1978 Carmen Conde se convertía en la primera mujer en formar parte de la institución, mucho antes de que en el Ministerio de Igualdad se hiciera pasarela de moda de su ministra, precisamente en esas mismas publicaciones que el feminismo oficialista repudiaba porque cosificaban a la mujer. Montero, cosa.

Entre llantos de bebés sobre pecho de madres de Transición, se escuchaban los acordes de Grease, cuando todavía Travolta no quería ser actor, sino el paradigma de la simpleza musical y del peine en la sobaquera. Al tiempo que resuenan los latidos de la escena maldita de El expreso de medianoche, película que hundió el turismo en Estambul, hasta que Travoltas de medio mundo, cuatro décadas después, atestan, que de testa viene, los hospitales capilares de Turquía, donde ya no se cae el pelo, sino que se implanta a un precio de Bósforo y medio.

Nunca ha habido un período de la historia de nuestro pueblo en el que hayamos avanzado tanto, a pesar de nuestros errores y de nuestras numerosas plagas y pandemias nacionales. Pero corren tiempos de asnos de Troya y becerros de oro que no lo entienden. Para los redentoristas y revisionistas, la tierra prometida puede esperar.

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