Desde la infame portada del sonriente Pablo Casado anunciando la quiebra del país y la necesidad de acudir a un nuevo rescate europeo, España ha demostrado que es mucho más fuerte que los deseos de la bancada conservadora del Congreso de los Diputados.

Frente a la catástrofe deseada por Casado, España resiste las embestidas económicas producidas por los efectos colaterales de la pandemia. Si bien es cierto, que aún nos queda mucho por recuperar, los datos animan a ser optimistas cuando miramos hacia el futuro. El pasado jueves nos despertábamos con una de las mejores noticias que podíamos tener: España comienza a recuperarse en tiempo récord, disminuyendo la tasa del paro a un 14 por ciento y llegando a los 20 millones de empleos.

Para un joven como yo, hablar de paro es una de las obligaciones que debo tener como representante público. Pertenezco a una generación que se la podría denominar “generación entre crisis”. Vivimos con angustia los primeros años de la década del 2010, con un Gobierno presidido por M. Rajoy que, bajo la excusa de la coyuntura económica, no hacía más que recortar todas las partidas presupuestarias de los servicios públicos.

La llegada de la pandemia y su posterior crisis económica mundial, nos ha permitido comprobar que hay una forma más rápida y más efectiva de salir de la crisis: inversión y apuesta por un escudo social. Lo mejor es que no solo España ha apostado por este modelo, sino que Europa se ha sumado al impulso liderado por Pedro Sánchez de combatir los estragos de la pandemia mediante la inversión pública.

La propia Angela Merkel instaba a los países a seguir por ese camino, mientras nuestro “flamante” líder de la oposición se dedicaba a intentar torpedear la llegada de los fondos europeos a España. Patriota se llama así mismo Pablo Casado. Patriota de pacotilla, añado yo.

En fin, creo que España se merece un futuro digno. Un futuro al que debemos de mirar con ilusión y optimismo. El Gobierno de Pedro Sánchez está a la altura de las circunstancias y pedimos una oposición a la altura también, si no es mucho pedir.