Raúl Rioja Coordinador Deportes '20minutos'
OPINIÓN

A Luis Enrique nunca le gustó Sergio Ramos y ha aprovechado su mal momento para cargárselo

Luis Enrique y Ramos, en una imagen de archivo.
Luis Enrique y Ramos, en una imagen de archivo.
EFE
Luis Enrique y Ramos, en una imagen de archivo.

Suena todo raro en torno a la convocatoria de la selección española para la Eurocopa. Los focos se los lleva la ausencia de Sergio Ramos, pero la lista en sí deja un poso a decisiones arbitrarias en las que el criterio que se usa para algunos no es aplicable para otros.

Aún así, toca centrarse en Ramos porque no deja de ser el jugador español con más peso en estos momentos. La única estrella. El único español considerado uno de los mejores del mundo en su puesto. Tengo la sensación de que la relación entre el sevillano y Luis Enrique no ha sido todo lo idílica que ambos daban a entender, que detrás de los halagos mutuos se escondía unos sentimientos muy distintos del uno hacia el otro.

El carácter de Luis Enrique no es el de Vicente del Bosque. Tampoco el de Zidane o Ancelotti. Y lidiar con una personalidad tan fuerte como la de Sergio Ramos no ha tenido que ser sencillo para un entrenador acostumbrado a ser el macho alfa de sus grupos. Hasta ahora, el asturiano siempre complacía al camero. Si quería jugar solo una parte, eso hacía. Le daba también unos minutillos en partidos en los que no debía jugar para que Ramos siguiera aumentando su récord de internacionalidades, alimentando así su ego y manteniéndole contento.

Pero al primer revés, Lucho le ha dado la espalda a Sergio. Era hasta ahora imposible no convocar al madridista y que fuera imprescindible, su rendimiento en el campo era tan elevado que era dejarse en evidencia. Sin embargo, ahora no vive su mejor momento Ramos, lastrado por las lesiones por su propia ansia de disputar más minutos, de batir más récords, de querer estar siempre en el campo el día D. Ello le ha costado la reprobación de gran parte del madridismo, disgustadísimo por esos minutos ante Kosovo que le costaron una nueva lesión, y el pago que ha recibido a cambio ha sido su exclusión de la lista de la Eurocopa.

Su ausencia no tiene ningún sentido teniendo en cuenta las circunstancias en las que se produce. Solo ha jugado siete partidos en este 2021, ahí lleva toda la razón el seleccionador, pero repasemos entonces los que ha jugado Eric García: tres en 2021 con el Manchester City, doce en toda la temporada. Extraña doble vara de medir. 

Aunque el indicio que deja más claro que hay algo más en esta decisión es esa convocatoria con solo 24 jugadores. Luis Enrique prefiere llevar a nadie antes que a Ramos. Ha elegido llamar a dos jugadores menos de los permitidos (26), antes que llevarse a Ramos. El madridista, recordemos, lleva sin jugar casi un mes, pero ya ha empezado a entrenarse hace unos días y quedan tres semanas para que España debute en la Eurocopa. Y más de un mes para el primer cruce, el de octavos de final. ¿De verdad no valía la pena llevar a Ramos, sin tener que excluir además a nadie, y ver si podía estar listo para la segunda fase, cuando llegan los partidos gordos de verdad? Quizás es que Luis Enrique sabe que no le va a poner sea como sea y no quiere un peso pesado sentado en el banquillo, quizás enrareciendo el ambiente, como ya sucedió en la Euro de 2016 con Casillas. Lo que está claro es que hay algo más allá de lo meramente deportivo en la decisión de dejar a Ramos fuera de la Eurocopa.

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