Luis Algorri Periodista
OPINIÓN

Los niños de Juan

Archivo - El director venezolano, Gustavo Dudamel
El director venezolano Gustavo Dudamel.
David Zorrakino - Europa Press - Archivo
Archivo - El director venezolano, Gustavo Dudamel

Este verano se ha hablado mucho de la luminosa iniciativa de un genio: el director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel, quien logró crear una orquesta juvenil de primerísimo nivel (la Orquesta del Encuentro) para dar solo tres conciertos en España: Oviedo, Gran Canaria y Tenerife. Fueron 59 chicos y chicas de doce países, incluido el nuestro, que trabajaron juntos durante nada más que doce días. El resultado fue, artísticamente, extraordinario. Y para los muchachos será inolvidable. ¿Un milagro irrepetible?

Pues no, no es un milagro. Dudamel, hoy director de la Ópera de París y de la Filarmónica de Los Ángeles, es el mejor efecto del Sistema de Orquestas y Coros Juveniles de Venezuela, que lleva funcionando desde hace 60 años sin ser estorbado por ningún gobierno… hasta este de ahora. La cantidad de intérpretes profesionales que ha producido ‘el Sistema’, como se le conoce, es enorme.

Pero esa idea prendió en otros países. También en España. Hace ahora 27 años, el 24 de septiembre de 1994, casi un centenar de chavales (algunos eran todavía unos niños) salieron al patio del Hospital de Santiago, en Úbeda, y se pusieron a tocar: Schubert, Rossini, Chaikovski. Los dirigía un joven maestro madrileño, Juan de Udaeta. Había nacido la OJA, la Orquesta Joven de Andalucía.

"Hace 27 años, un centenar de chavales salieron al patio del Hospital de Santiago, en Úbeda, y se pusieron a tocar"

¿Y cómo había nacido? Pues convocando audiciones por toda Andalucía. Los chicos se presentaban, hacían su prueba y se escogía a los mejores. Habían de tener más de 16 años (pero era frecuente ver a críos que no llegaban con los pies al suelo cuando se sentaban a tocar) y menos de 24, ese era el límite. La orquesta funcionaba como lo ha hecho la efímera formación de Dudamel: se programaba un concierto, se reunían todos durante unos días, ensayaban y a tocar. Muy pronto llegaron el éxito, el reconocimiento, los viajes, los premios, los discos. Alguien dio en llamar a aquella multitud de chiquillos geniales ‘los niños de Juan’.

Pero llegó algo más. Los niños de Juan crecían… y se multiplicaban. Empezaron a aparecer orquestas, coros y bandas de música formadas por jóvenes en muchos lugares: Almería, Chiclana, Sevilla, Jerez, Córdoba, Granada, Huelva, Málaga, La Línea… El asombroso BaezaFest, uno de los encuentros musicales más importantes del verano español, lo dirige Cecilio García, uno de los niños de Juan. Como lo son Pablo Heras-Casado, Jesús Reina, Karen Hernández, Lucas Macías y, literalmente, cientos de intérpretes que hoy trabajan en la gran mayoría de las grandes orquestas europeas.

La última generación de ‘los niños’ se lo decía a Juan de Udaeta hace poco tiempo: "Nos cambiaste la vida". Ojalá los políticos de hoy, siempre tan embebidos en lo suyo, no dejen caer aquella idea magistral.

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