
En la reyerta que está viviendo el PP, tan dañina para la democracia española, hay muchas cosas que no habíamos visto antes, pero una de ellas llama poderosamente la atención: es la primera vez que no hay manera de echarle la culpa a Sánchez de lo que pasa. La letanía machacona de los populares, según la cual Sánchez es el responsable directo de todas las calamidades que se abaten sobre el mundo, incluida la pandemia, el asesinato de Kennedy, la invasión napoleónica y la erupción del Krakatoa, es inaplicable esta vez. ¿Por qué?
Quizá sea por inmadurez. Veamos. Casado (41) llegó a la jefatura del PP no hace aún cuatro años, cuando el partido estaba noqueado por la traumática moción de censura y por el adiós de Rajoy. El palentino era la solución de compromiso entre dos pesos pesados, Soraya y Cospedal. El típico presidente 'de transición' mientras se ponía la casa en orden. Ayuso (43), por su parte, fue impulsada por el propio Casado contra la opinión de muchos. Estos sabían que la joven y salerosa madrileña no estaba sola. Que tenía detrás a un veterano temible.
"Hay que madurar, hay que aprender a comportarse de otro modo porque el partido es muy grande y muy importante"
Ambos, Casado y Ayuso, se criaron y se hicieron amigos en las juventudes del PP, un lugar (pasa en todos los partidos) en el que se aprende a enredar, a maniobrar, a arrimarte a los seniors, a jugar a la política. Pero luego hay que madurar, hay que aprender a comportarse de otro modo porque el partido es muy grande y muy importante. Hay que hacerse mayor. Unos lo consiguen y otros no.
Conclusión: esto es lo que sucede cuando a los niños se les dejan las llaves del coche grande de papá. Que pasa lo que pasa... Y ya no puedes ir llorando a echarle la culpa a Sánchez.
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