Lourdes Benavides Responsable de Países frágiles de Oxfam Intermón
OPINIÓN

Acuerdo de París: cinco años de promesas incumplidas

Destrozos que ha dejado el paso del huracán ETA
Destrozos que ha dejado el paso del huracán ETA en Bilwi (Nicaragua).
EFE
Destrozos que ha dejado el paso del huracán ETA

El mundo se despertaba el 12 de diciembre de 2015 con una buena noticia: los líderes mundiales reunidos en París alcanzaban un acuerdo contra el cambio climático. Todos los países aceptaron una mayor ambición en la lucha contra la crisis climática y la adaptación a sus efectos, con acciones que se deberían llevar a cabo desde gobiernos, empresas, inversores, ciudades, y ciudadanos y ciudadanas. Fue un momento histórico, de cambio de rumbo, en el que parecía que empezaba la tan esperada transición hacia un futuro bajo en carbono, sostenible y resiliente.

La mala noticia es que en los cinco años que han pasado desde esa fecha, los progresos han sido muy insuficientes. Las promesas no se han traducido en las medidas e inversiones indispensables para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados, tal y como recomienda la comunidad científica. España suspende, sin duda. De los cuatro países europeos que en 2015 generaron más emisiones totales de CO2, España es el único que aumentó sus emisiones entre 1990 y 2015 y también el más desigual. De hecho, la inacción de los sucesivos gobiernos ya ha sido denunciada ante los tribunales por Greenpeace, Ecologistas en Acción y Oxfam Intermón.

Esta emergencia es desigual: el 10% más rico del planeta es responsable de la mitad de las emisiones de carbono

Mientras tanto, los más pobres, y las mujeres en particular, siguen siendo los que más sufren los efectos catastróficos del calentamiento global: los desastres climáticos se han triplicado en 30 años en África y en el sudeste de Asia, 20 millones de personas son desplazadas cada año por los eventos meteorológicos extremos. Lo hemos visto recientemente con los huracanes Eta e Iota, con más de siete millones de personas afectadas en Centroamérica. Son, además, las menos responsables de esta emergencia climática tremendamente desigual, en la que el 10% más rico del planeta es responsable de la mitad de las emisiones de carbono.

La emergencia climática es una de las mayores amenazas a la que se enfrenta la humanidad. Solo se podrá responder a ella si hay un compromiso firme global para adoptar medidas que den respuesta a este desigual impacto en la vida de las personas.

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