Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Lo que TVE debe aprender de RNE

Pepa Fernández y Carles Mesa, dos profesionales de cabecera de RNE
Pepa Fernández y Carles Mesa, dos profesionales de cabecera de RNE
RTVE
Pepa Fernández y Carles Mesa, dos profesionales de cabecera de RNE

¿Podría usted nombrar diez nombres de colaboradores que se identifiquen con los programas de La 1 de Televisión Española? La cuestión no es fácil de responder, pues TVE no logra definir un elenco de prescriptores que se asocien a la cadena. De hecho, incluso tiran de nombres habituales en canales rivales. Por tanto, si se sintoniza la mañana de TVE, a menudo, el espectador siente que también podría estar viendo Espejo Público. Los espacios no buscan la diferenciación y complementariedad como antaño. Todos acuden al mismo vaivén informativo y hasta a los mismos contertulios y expertos, que saltan de canal en canal. 

Sin embargo, en televisión, y más en una televisión pública, es fundamental intentar proyectar un universo con sello propio que aporte un extra atrayente para el espectador. Porque no se fideliza con una exclusiva puntual o una última hora espectacular, la fidelidad se encuentra en la autenticidad del recorrido. Es lo que realiza RNE en sus magacines. Se mira la actualidad desde una óptica con mirada propia. Sus programas buscan otorgar al espectador herramientas más allá del trajín del comentario rápido sobre la última hora del día, que también se narra.

TVE debería atreverse más a indagar en el magacín creativo. Ese que cuenta con prescriptores que no están en otros lugares y, desde su experiencia, acaban dando conocimientos prácticos al espectador desde el entretenimiento útil que, además, puede ser atractivo.

Por ejemplo, en Las mañanas de Radio Nacional de España Pepa Fernández descubre la vida detrás de las canciones gracias a las vivencias de Ana Belén. O, en los fines de semana, en No es un día cualquiera' con Carles Mesa, Máxim Huerta despierta al espectador abriendo el diccionario a palabras que esconden tantos significados que definen lo complejos y contradictorios que somos. El divertimento que hace pensar. También se aprende de nutrición con Julio Basulto y sus dos virtudes: su conocimiento y que, a la vez, es muy personaje. No crea indiferencia. Entre tantos otros, como Rosa María Calaf, Pancho Varona, Paco Tomás u Olga Viza: comparten su especialidad desde un experimentado prisma especial. Y todo presentado con un orden que es fácil de recordar en la memoria: la rutina es decisiva en los medios, si mueves cada día de franja colaboradores y contenidos el que sintoniza se pierde. En este sentido, la radio es organización y estabilidad.

En Radio 4, y a través de La 2 para Cataluña, lo mismo ejerce Gemma Nierga con Cafè d'idees. Un magacín de autora que es relevante por una mirada propia aplastante. La curiosidad cómplice manda por delante de la agenda política y mediática del día. 

En televisión, y en radio, se puede contar todo, pero todo depende de cómo se cuente. Los programas de La 1 se han transformado en un carrusel previsible a la caza de la audiencia instantánea que se cree que dar al público generalista lo que quiere: el vaivén político, los sucesos escalofriantes, el meme del que hablan todos. Pero TVE debe confiar más en la inteligencia de su audiencia y, como ya hace su RNE, indagar en formatos que acompañen al espectador desde esa curiosidad con ánimo de legar donde otros ni siquiera se plantean. Ir a lo concreto y no quedarse en la generalidad, huir del todólogo intercambiable para descubrir la mirada experta única. No es nada nuevo, lo hace la radio y también lo hizo la tele. Sólo hay que atesorar tiempo, seguridad, confianza y creatividad para que la programación hable un lenguaje propio y, como consecuencia, la sociedad vuelva a La 1 porque sabrá que no le van a poner lo mismo que en otros lugares. No se va a ir nunca a ver replicar, se va a descubrir. 

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