Lara Contreras Directora de relaciones institucionales y contenidos de Oxfam Intermón
OPINIÓN

Reconstrucción tras la Covid-19: elegir desigualdad o derechos

Una persona espera en la fila para recoger alimentos proporcionados por la Asociación de vecinos de Aluche, en Madrid.
Una persona espera en la fila para recoger alimentos proporcionados por la Asociación de vecinos de Aluche, en Madrid.
EFE (ARCHIVO)
Una persona espera en la fila para recoger alimentos proporcionados por la Asociación de vecinos de Aluche, en Madrid.

La historia ha demostrado que las grandes crisis son enormemente dramáticas pero dan la oportunidad para construir un mundo mejor. La Covid-19 ha supuesto un impacto radical en la vida de cada ser humano en cualquier lugar del mundo, en forma de enfermedad, de pobreza, de miedo, de estrés e incertidumbre.

Pero, claramente, no todas y todos lo estamos viviendo igual. Las mujeres, las personas migrantes y los y las jóvenes han pagado un precio mucho más alto. En nuestro último informe estimamos que la pandemia podría arrastrar a la pobreza a más de 700.000 personas más en España, hasta alcanzar a casi un cuarto de la población. Además, los pequeños avances en desigualdad de los años de crecimiento se han esfumado y los y las más pobres podrían perder ocho veces más renta que las personas más ricas.

Hemos tenido un número enorme de muertes por los recortes en la sanidad

Esto es el resultado de decisiones de crisis anteriores. Hemos tenido un número enorme de muertes por los recortes en la sanidad y los que caen en la pobreza son los y las más vulnerables como resultado de un mercado laboral precario que no les protege. Y muchas de estas personas trabajadoras han sido "los esenciales". Las que han cuidado de nuestros y nuestras mayores, las que han trabajado en el campo, las que han llevado nuestros paquetes a casa, así como los y las profesionales sanitarias, son de los que no llegan a fin de mes.

Pero esta crisis debería ser una oportunidad para construir una economía más humana. Nadie diría que no se blinde la salud para no morir en un futuro brote. Por eso, los que menos impacto han tenido deberían arrimar el hombro para blindar el sector público. Además, las empresas y las personas que toman decisiones políticas deben garantizar salarios y derechos laborales para todos y todas. Porque seguro que queremos que las personas que cuidan de nuestros y nuestras mayores o hijos e hijas lo hagan con satisfacción porque sienten que tienen un trabajo digno.

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