Lara Contreras Directora de relaciones institucionales y contenidos de Oxfam Intermón
OPINIÓN

Más de ocho minutos de racismo en España

Algunos de los 33 inmigrantes subsaharianos rescatados cuando viajaban en una patera rumbo a Canarias, entre ellos 19 mujeres (dos de ellas embarazadas) y cinco menores de edad, a su llegada al puerto de Arguineguín, en Gran Canaria.
Migrantes rescatados de una patera.
ÁNGEL MEDINA / EFE
Algunos de los 33 inmigrantes subsaharianos rescatados cuando viajaban en una patera rumbo a Canarias, entre ellos 19 mujeres (dos de ellas embarazadas) y cinco menores de edad, a su llegada al puerto de Arguineguín, en Gran Canaria.

George Floyd estuvo más de ocho minutos sin poder respirar hasta que murió por la presión de la pierna de un policía estadounidense. Creo que a casi todas las personas esto les parece una brutalidad y es, sin duda, una de las expresiones más graves del racismo. Pero la muerte de Floyd tiene un sentido: un fuerte levantamiento mundial contra el racismo, el Black Lives Matter (Las Vidas Negras Importan).

Pero pensemos ahora en España. Cuando llegan las pateras llenas de personas migrantes que vienen huyendo del hambre y la violencia desde África y les devolvemos al lugar del que huyen, ¿no es esto racismo? Pensemos en cuántas trabajadoras de cuidados internas, la mayoría de ellas de otros países, viven en nuestros hogares sin ningún derecho a paro, contrato y sin apenas descanso. ¿No es eso racismo?

Hemos contratado a personas migrantes para trabajar en el campo y que están asegurando nuestra comida durante la pandemia, pero sin garantizarles la regularización de su situación administrativa, usándoles sin pensar en sus derechos como seres humanos. ¿No es eso racismo? Y hemos dejado a las personas en situación irregular fuera del ingreso mínimo vital y, por tanto, condenadas a la pobreza. Esto también es racismo.

Y lo que hay detrás de estas acciones son miles de minutos de presión de un discurso xenófobo y racista que ahoga a estas personas, las acusa de quitarnos lo nuestro o las trata como ciudadanos de segunda. El movimiento Black Lives Matter y el espíritu de Floyd ha llegado a España y debe quedarse. Ha llegado junto a la pandemia y debe ser una oportunidad para garantizar los derechos de las personas migrantes: el derecho a un salario digno, a un ingreso mínimo, a la salud, a la educación… Y empieza por una regularización extraordinaria tras la Covid-19. Black lives matter.

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