Borja Terán Periodista
OPINIÓN

La conquista de Terelu Campos

Terelu Campos, en 'MasterChef Celebrity 6'.
Terelu Campos, en 'MasterChef Celebrity 6'.
Mediaset
Terelu Campos, en 'MasterChef Celebrity 6'.

Pones Telecinco, está Terelu. Pones La 1, está Terelu. Terelu Campos es una de esas mujeres capaces de aparecer en dos (o tres) programas a la vez. En uno peleando contra rumores y especulaciones, en otro defendiendo guisos como concursante de Masterchef. Pero, en el fondo, en ambos está representando la imperfección que conlleva tener que dejar atrás las expectativas y adaptarte a la realidad. Y eso es muy identificable para la audiencia y convierte a Terelu en una más.

El camino televisivo, con obstáculos incluidos, ha humanizado a Terelu. Porque, al principio de su trayectoria televisiva como comunicadora, Terelu era lo contrario a esa imperfección. Cuando salía a presentar, se sabía el guion al dedillo y lo recitaba sin saltarse una coma. Muy diferente a su madre, María Teresa Campos. Quizá, inconscientemente, hasta buscaba diferenciarse de ella. Así marcaba distancias, también con un espectador, que probablemente la percibía más rígida que empática.

"La televisión muchas veces logra fagocitarte y que te traiciones a ti mismo por mantenerte en ella".

Pero, con los vaivenes de los años y mientras se caían sus corsés, Terelu se ha hecho mayor y se ha convertido en uno de los personajes más queridos de la televisión. La audiencia ha crecido con la poderosa naturalidad de María Teresa y, a la vez, ha visto evolucionar a su hija con todos sus defectos e inseguridades pero, al mismo tiempo, intentando encontrar una honestidad con el público y consigo misma.

Y sin dejar de hacer televisión porque lo lleva en su ADN. Aunque la televisión muchas veces pretenda fagocitarte y que te traiciones a ti mismo por mantenerte en ella.

Alcanzar esa honestidad en Telecinco no es fácil. Ella lo consigue, pues no es sólo un personaje de Telecinco. Es mucho más y puede permitirse disfrazarse de cerdita en Mask Singer de Antena 3 o lidiar con los fogones de MasterChef. Terelu ha aprendido a no tomarse demasiado en serio, se ríe más de sí misma y hasta de la tele, e incluso da la sensación que ya no tiene tanto miedo a equivocarse.

La audiencia ama a Terelu. Ya no es más que nadie, es una más. Así se ha convertido en apuesta segura y ha conquistado una complicidad todoterreno con el público, sin apenas corazas, sin posibilidad de crear indiferencia.

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