Juan Carlos Blanco Periodista y consultor de comunicación
OPINIÓN

Sánchez desayuna kriptonita

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este lunes en un acto en la patronal Foment del Treball, en Barcelona.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
ACN
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este lunes en un acto en la patronal Foment del Treball, en Barcelona.

Pedro Sánchez es un jugador de los que se sienten cómodos cuando a los demás les tiemblan las piernas. Por seguir con un símil que le gustará a un fanático del baloncesto como él: es de esos tipos que piden siempre la pelota en los últimos minutos de las finales de la NBA. Políticamente, le gusta vivir al límite, cabalgando sus contradicciones con la naturalidad con la que se tomaría un zumo de naranja y un café y acumulando órdagos que castigarían a cualquier otro.

Este pasado domingo, Sánchez se levantó poniéndose tapones en los oídos para no escuchar los gritos que llegaban de la plaza de Colón y poniéndole velas a San Pancracio para que llegaran buenas noticias desde el sur socialista. Ya por la noche, y sin mover una ceja, se acostaba dándole las gracias a Isabel Díaz Ayuso por hundir Colón con su oferta surrealista al rey para que no firmase los indultos del procés… y a Susana Díaz por ‘regalarle’ una victoria interpuesta después del derrumbe por aluminosis de Madrid.

"Sánchez es un Houdini que siempre encuentra una vía de escape después de que todos le hayan dado una y otra vez por amortizado o desgastado"

No está nada mal para arrancar además una semana en la que seguiremos batiendo récords de vacunaciones masivas y que culminará con la aprobación de las primeras partidas de los fondos europeos que aliviarán nuestras cuentas, destrozadas por la pandemia.

No hay otra explicación: este hombre desayuna ese tipo de kriptonita que desarma a quien le desafía. Es un Houdini que siempre encuentra una vía de escape después de que todos le hayan dado una y otra vez por amortizado o desgastado. Un superviviente nuclear capaz de desdecirse y reinventarse dos o tres veces por semana con tal de cumplir sus intereses. Un líder posmoderno para una España que se mueve a golpe de tuit. Y, desde el domingo, un césar que no tiene ya en su partido a casi nadie que le tosa.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento