Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

Paso atrás en Cataluña

El 'president' del Govern, Pere Aragonès, en rueda de prensa.
El 'president' del Govern, Pere Aragonès, en rueda de prensa.
ACN
El 'president' del Govern, Pere Aragonès, en rueda de prensa.

Parecía que con Pere Aragonès al frente del Govern, tras la concesión de los indultos y la reanudación de la mesa de diálogo, la situación en Cataluña entraba en camino de una cierta normalización. Normalidad relativa, porque todos sabemos que la tensión secesionista no va a desaparecer mientras la Generalitat siga en manos de fuerzas cuyo objetivo es el que es. Pero había la esperanza de que por lo menos la política empezase a ser útil para los intereses de los catalanes tras una década perdida por el 'procés'. Sin embargo, lo que ha sucedido con el proyecto de ampliación del aeropuerto del Prat supone un paso atrás y abre un escenario de mayor incertidumbre. Evidencia una vez más lo poco fiable que resulta ERC, la doblez política de Oriol Junqueras, y la falta de liderazgo de Aragonès.

Junts no varió su apoyo a la ampliación, pero ERC entró en pánico y Aragonès no quiso tener que apoyarse en el PSC para aprobar las cuentas

La razón última del fiasco en la inversión de 1.700 millones para convertir El Prat en un centro de conexiones intercontinentales, una inversión que desde los sectores empresariales llevaba años reivindicándose, es porque los republicanos no han aguantado la presión de sus bases y del ecologismo fundamentalista. El 22 de agosto, Junqueras argumentaba en una entrevista que las objeciones medioambientalistas sobre el proyecto constituían un "falso dilema" porque se podía compaginar crecimiento con sostenibilidad. Cuando se hizo público hace diez días el documento oficial explicando que la ampliación afectaba a la laguna de La Ricarda, lo que el Govern conocía desde el primer momento, la oposición por parte de la alcaldesa Ada Colau se intensificó y la CUP anunció que rechazaría los presupuestos para 2022. Junts no varió su apoyo a la ampliación, pero ERC entró en pánico y Aragonès no quiso tener que apoyarse en el PSC para aprobar las cuentas.

El fiasco será utilizado por todo el independentismo para reforzar el discurso victimista, aunque por ahora su estrategia pase por sentarse en la mesa de diálogo 

Cuando los republicanos anunciaron su apoyo a la protesta en la calle y Aragonès también tuiteó en contra, el Ministerio de Transportes que dirige la catalana Raquel Sánchez decidió cortar por lo sano y renunciar al proyecto, inviable si la Generalitat con el 'president' al frente no lo apoya. A Pedro Sánchez no le interesaba que el asunto se fuera pudriendo durante semanas teniendo en cuenta que en Unidas Podemos tampoco gustaba. Ahora bien, la vicepresidenta Yolanda Díaz, que el pasado viernes fue a visitar La Ricarda de la mano de Colau, solo se ha posicionado en contra una vez que el proyecto se ha descartado y para rematar el éxito, que sin duda se apunta la alcaldesa. Hay todavía unos días de margen para salvar la ampliación si ERC vuelve al acuerdo de principios de agosto, pero parece difícil. El fiasco será utilizado por todo el independentismo para reforzar el discurso victimista, aunque por ahora su estrategia pase por sentarse en la mesa de diálogo. 

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