El presidente del Gobierno y el líder de la oposición llegaron este jueves a un pacto. En otros países, esa frase se puede decir con bastante frecuencia, tanta que ni siquiera se considera noticia. En España es diferente. Pedro Sánchez y Pablo Casado llevaban desde febrero -cuando se pusieron de acuerdo en RTVE- sin acordar nada. Seguramente el gesto de este jueves solo es un movimiento táctico de ambos, un paréntesis en su mala relación que permite al PP transmitir imagen de partido de Estado y al PSOE separar su imagen temporalmente de Unidas Podemos. Estaría bien que el próximo pacto no tarde ocho meses y que, poco a poco, vuelva la normalidad a las instituciones. Nada está perdido.
OPINIÓN15.10.2021 - 07:10h
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