Hasta hace poco tiempo, en Moncloa pensaban que una imagen bien planificada del presidente podía cambiar el estado de ánimo del país. Verlo con gafas de sol en el Falcon tuvo un fuerte impacto, pero cientos de fotos después fue más complicado de asumir como una cumbre el paseo de segundos con Biden. Ya se sabe que lo poco gusta y lo mucho cansa. Está bien el cambio de ministros, pero ahora ya no vale solo con fotos nuevas en el Consejo de Ministros. A Sánchez le toca demostrar que, además de las caras, también cambia la acción de gobierno.
OPINIÓN21.07.2021 - 07:31h
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