OPINIÓN

I+D o RIP

Participante en la VI Feria de Innovación y Nuevas Tecnologías
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DIPUTACIÓN DE SEVILLA
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El que no pedalea se acaba cayendo. Es un poco lo que pasa con las empresas, o Estados, que no apuestan por la Investigación y el Desarrollo.

España está lejos de los países de su entorno en cuanto a I+D, pero hay circunstancias que no se deben olvidar, ya que dificultan un escenario propicio. El tejido empresarial está atomizado (cerca del 94% de las compañías son microempresas), la industrialización general no llegó hasta casi un siglo después que cuando empezó en Europa, y las ayudas fiscales son escasas si queremos remontar y, en muchos casos, frenadas por Hacienda (esperemos que además no se limiten las deducciones a estas actividades en las reformas anunciadas en el Impuesto de Sociedades).

Pese a estas ‘limitaciones’, la inversión en actividades de I+D en 2018 supuso un 1,24% del PIB, en niveles de hace diez años. Es cierto que estamos muy lejos de líderes como China, Israel, EEUU o los motores de la economía europea, pero por lo menos no hemos bajado (como había pasado entre 2011 y 2014), ni en millones invertidos ni en porcentaje sobre el PIB. Lo que está claro es que el objetivo de Europa de llegar al 3% en 2020 es imposible.

También está claro que estamos ante una necesidad, no una opción. Entiendo el ‘ruido’ ante el cambio climático, pero hasta para luchar contra eso es necesario que el sector público y el privado impulsen su apuesta por la I+D+I.

La investigación hace que cualquier empresa sea más competitiva, sus productos o servicios mejoren, reduzcan sus gastos, pueda exportar más y tenga más posibilidades de encontrar financiación, lo que se traduce en creación de empleo con talento y un crecimiento económico sostenible.

Las empresas deben impulsar el I+D (algunas están mirando al ecosistema emprendedor captando ideas y startups talentosas) y todas las CCAA deben fijarse en regiones como el País Vasco, Madrid, Navarra o Cataluña, ya que están por encima de la media nacional en inversión respecto al PIB.

Estamos subiendo un puerto en bicicleta y el pelotón de cabeza parece inalcanzable, pero una política nacional en I+D puede transformarse en un empujón que nos ayude a ponernos a la cola de ese pelotón y permitirnos alcanzar la cima.

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