Helena Resano Periodista
OPINIÓN

Sin perder la memoria

Las pintadas en Portugalete en memoria de un preso de ETA muerto en prisión.
Las pintadas en Portugalete en memoria de un preso de ETA muerto en prisión.
PSE
Las pintadas en Portugalete en memoria de un preso de ETA muerto en prisión.

Algunos se han llevado las manos a la cabeza al comprobar que nuestros adolescentes y jóvenes no tienen ni idea de quién es Miguel Ángel Blanco, qué hacía ETA o cuáles eran las conexiones de la izquierda abertzale y los terroristas. El sociólogo Michavila lo desveló el otro día en una entrevista: el 70% no ha oído hablar nunca de Ortega Lara. Y la gran mayoría reconoce que no ha estudiado nunca una de las historias más dolorosas de nuestro país, la de ETA.

En tele, lo admito, somos poco originales. Cuando algo se pone de moda, lo explotamos. Si las series de policías funcionan, de repente hay proliferación. Si es de zombies, ¡hala!, películas, series y disfraces. No tenemos medida. Y con el boom del libro Patria, el tema tabú que nadie se había atrevido a abordar lo inunda ahora todo y en todos los canales. Documentales, entrevistas, series, reportajes...

Con el 'boom' del libro 'Patria' el tema tabú que nadie se había atrevido a abordar lo inunda ahora todo y en todos los canales

Sí. ETA ha vuelto a estar en la vida pública, si es que en algún momento dejó de estarlo. Y eso ha servido para darnos cuenta de que, uno, ha pasado mucho tiempo. Parece que fue ayer, pero son ya más de 20 años de algunos de los momentos que lo cambiaron todo, entre ellos el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco. Y, dos, hay una generación entera, que empieza a ser adulta, que ha nacido y crecido sin el miedo del terrorismo. Y lo que debería de ser maravilloso, se ha convertido en un nuevo motivo de preocupación. 

Perder la memoria es peligroso: corremos el riesgo de cometer los mismos errores. Contarles a nuestros hijos quién era aquel jovencísimo concejal de Ermua, qué hacía, cómo fueron aquellas terribles 48 horas entre su secuestro y su asesinato, cómo cambiamos para siempre, cómo nos sacudimos el miedo saliendo juntos a la calle a gritarles asesinos a los terroristas, depende en gran medida de nosotros. De sus padres, de su gente.

Hay una generación entera, que empieza a ser adulta, que ha nacido y crecido 
sin el miedo al terrorismo

Los medios de comunicación podemos recordar con documentales o series aquellos años, pero es solo en casa, en una conversación entorno a una mesa, donde puedes explicarles con detalle cómo eran aquellos años. Cómo vivíamos. Qué pasaba. De qué no se hablaba en muchas casas del País Vasco y Navarra. Luego podemos abordar si los planes de estudio deberían de revisarse con más periodicidad, para que la historia reciente no se quede tan antigua en tan poco tiempo. Pero no deleguemos, una vez más, la responsabilidad de lo que son y de lo que han aprendido nuestros hijos, única y exclusivamente en el sistema educativo.

La serie Patria, el documental Un instante decisivo y el que se estrena también en Movistar, La línea invisible, son una buena excusa para provocar esa conversación. Yo los animo a que lo hagan. En casa lo hicimos no hace mucho con nuestros hijos. Y es importante escucharlos, explicarles, enseñarles cómo era este país no hace mucho y el peligro que supone radicalizar una postura hasta el extremo más absurdo.

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