Helena Resano Periodista
OPINIÓN

'Robotinfluencer'

Lil Miquela
Lil Miquela
@LilMiquela
Lil Miquela

Fue mi hija la que me puso sobre la pista: "Mamá, deberías escribir sobre esto en tu próximo artículo (sí, ellos empiezan a sufrir también el síndrome de ansiedad de qué temas elegir para mis columnas semanales)".

Me contó que existe una modelo virtual que tiene millones de seguidores en Instagram (ella también la sigue) y que aunque se hace pasar por una persona real, que canta y graba videoclips, todos saben que es un robot. Y a pesar de eso está haciendo caja a raudales: hace publicidad de marcas. 

Me lo contaba y pensaba que esa sonada y anunciada revolución de los robots ya no es futuro sino presente. Y también, lo confieso, pensé que esto era una frikada más de las muchas que rondan en las redes, que sería un deepfake, distorsionando o imitando la vida de una de tantas influencers que andan sueltas en este universo.

Así que me puse a investigar, y no, es cierto: la robot en cuestión existe, tiene efectivamente un millón 700 mil seguidores, y se hace fotos y se comporta como si fuera una influencer más. Ha grabado un videoclip y lo peor de todo es que efectivamente su estilo de vida, lo que dice y lo que hace, influye en toda una generación. 

Se ha convertido en imagen de marcas, miles de personas le dan a 'me gusta' en sus publicaciones: la última con 22 mil likes es una foto posando con una mujer real, que vende bolsos de diseño y en la que aparecen ambas muy sonrientes. 

El texto de la publicación es de la persona real y dice tal que así: "Lil Miquela (la robot) vino al estudio. Es un amor total (¡perdón! Pero ¿qué me estás contando señora?!!!!) y tenemos una nueva colaboración con ella de un nuevo bolso". 

Voilà: aquí tienen la nueva estrategia en marketing de marcas, los robots. Cero gastos en maquillaje, peluquería o desplazamientos, cero gastos en caros viajes: dime simplemente dónde y con quién quieres que esté Lil y nosotros te lo recreamos.

Cero gastos en maquillaje, peluquería o desplazamientos, cero en caros viajes

Y lo peor de todo es que no es la única. Existe otra aún más surrealista, con menos seguidores, 181 mil, que se presenta directamente como un robot y que en una de sus últimas publicaciones habla de ser una "perra en los negocios" mientras se toca un pecho (esto es textual), de cómo combatir la última resaca a base de hamburguesas y patatas fritas y mil superficialidades más que se le puedan pasar por la cabeza.

No hace mucho una conocida marca de coches jugaba con la ambigüedad de que una mujer virtual condujera un coche real, lo inaccesible de un mundo al alcance, todavía, de los humanos. Bueno, pues vamos camino de lo contrario: soñar con tener el mundo imaginado y recreado por ordenador de una influencer que no existe y que se permite todo tipo de lujos y consejos que cada día siguen miles de personas.

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