Helena Resano Periodista
OPINIÓN

El incómodo Bergoglio

El papa Francisco recita las oraciones del Ángelus en la Plaza de San Pedro.
El papa Francisco recita las oraciones en la Plaza de San Pedro.
Fabio Frustaci / EFE
El papa Francisco recita las oraciones del Ángelus en la Plaza de San Pedro.

Antes de encerrarse en la capilla Sixtina, los cardenales que forman parte del cónclave le piden al Espíritu Santo que les ilumine en la designación del nuevo Papa. Hacen una oración expresa para que esa elección sea la más acertada. En la doctrina católica, no son los hombres los que eligen al nuevo jefe de la Iglesia, sino que es Dios el que ayuda en esa elección para llegar al mejor candidato. Por eso se encierran, por eso se aíslan, para que nada ni nadie interceda o distorsione ese momento tan vital para la Iglesia.

Bueno, pues hay católicos, reconocidos, que hacen bandera de su fe y la plasman en sus reflexiones y decisiones, que no creen que Dios haya acertado esta vez con el papa Francisco. Están molestos, diría que hasta enfadados. No les gusta lo que dice ni lo que propone. Y no se cortan a la hora de polemizar e incluso corregir al que se supone que es el máximo representante de la Iglesia y que, según el dogma católico, no se equivoca ni comete errores en temas de fe o moral. Pero oye, hay gente que sabe más que el mismísimo Papa. Y lo dicen.

Que el papa Francisco incomoda a ciertos sectores es evidente desde el primer día. Aborda temas como la inmigración, el perdón, el respeto, temas básicos que trascienden la fe católica, que hablan de las relaciones en un mundo cambiante. Y que implican muchas veces a decisiones políticas, y aquí es donde más escuece. Que el Papa afee los discursos y las decisiones de los que se supone que son los máximos garantes de la moral y la rectitud incomoda.

"El Papa ha hablado sobre las largas jornadas laborales, la necesidad de repartir las oportunidades"

Algunos políticos ni siquiera se dirigen al Papa como sumo pontífice: cada vez que hablan de él, y casi siempre para criticarle, hablan del "ciudadano Bergoglio". Así, sin despeinarse. Los que piden que la religión y los colegios concertados reciban subvenciones desprecian la figura del Papa cada vez que Francisco descubre las costuras de su discurso.

La última ha sido a cuenta de buscar soluciones para todos los que están intentando sobrevivir sin apenas recursos. El Papa ha propuesto un ingreso mínimo básico para poder acceder a los bienes de primera necesidad. Que quienes no tengan de nada, al menos puedan comer. Y metidos en materia, ha hablado también sobre las largas jornadas laborales, la necesidad de repartir las oportunidades. Dice el Papa que es incomprensible que algunos apenas tengan tiempo para nada más que para trabajar y otros, en cambio, no tengan acceso a un trabajo digno. Lo que propone el Papa no es revolucionario, no es postularse en una posición ideológica de izquierdas o derechas. Si se lee el Evangelio, es lo que se decía hace 2021 años, cuando Jesús pedía repartir los panes y los peces.

Pero aquí a algunos esto les ha resultado insultante, como si el Papa se hubiese metido en asuntos ajenos. Para refrescarles la memoria: el "ciudadano Bergoglio" es catedrático en Humanidades. Por si lo de la designación divina les sabe a poco.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento