El español es una lengua que solo se valora plenamente cuando se viaja por el extranjero. Hay miles de idiomas y algunos con muchos más hablantes, como el mandarín o el indio, pero son lenguas que se pueden definir como de circuito cerrado. Fuera de su territorio superpoblado es difícil hacerse entender.

El español es junto con el inglés y, algo menos, el francés una de las tres lenguas más internacionales. Le gana el inglés en número de hablantes y de alumnos que lo aprenden. Pero el español tiene otras cualidades que solo algunos obtusos rechazan. Una, es la lengua que más une.

"Basta sintonizar una radio musical en cualquier lugar del mundo para que enseguida aparezca alguna pieza en español"

Es el idioma oficial en más de veinte países con diferentes situaciones políticas o sociales que en la vida cotidiana se convierten en el bloque de naciones más consolidado. El idioma las une e identifica a sus pueblos. Otros idiomas heredados de etapas coloniales no integran a un grupo tan numeroso de naciones con la misma identidad que el español.

Los hablantes lo valoran porque es útil, porque integra a las sociedades, se expande, es útil para entenderse, conocerse y negociar, y es el fundamento de una cultura muy amplia que adquiere su valor universal en la literatura y la música. Basta sintonizar una radio musical en cualquier lugar del mundo para que enseguida aparezca alguna pieza en español.

Escritores y obras literarias en español están entre las más valoradas de la historia de la literatura como lo refleja el número de autores que ya han sido reconocidos con el premio Nobel. Como todo lo bueno, tiene enemigos, pocos por fortuna, y sus actitudes a menudo irracionales, fruto del fanatismo y el odio, lo descalifican. Mejor olvidarlos… mientras no agredan.