Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Espectáculo político bochornoso

Biden acusa a Trump de "entrar en pánico" durante la pandemia
Biden acusa a Trump de "entrar en pánico" durante la pandemia
Europa Press
Biden acusa a Trump de "entrar en pánico" durante la pandemia

Todos los comentaristas y la mayor parte de los espectadores coinciden en calificar el primer debate presidencial norteamericano, cara a las elecciones del tres de noviembre, de bochornoso. Los dos aspirantes a asumir la responsabilidad máxima de la política mundial, el presidente Donald Trump y el aspirante Joseph Biden mostraron en Cleveland (Ohio) la cara más lamentable que cabe imaginarse en la lucha política en el país que pretende dar ejemplo de democracia y libertad.

Trump, que tiene las encuestas en contra, mostró a lo largo de los noventa minutos que duró el debate la capacidad para el insulto, la desfachatez y la mentira a que nos ha venido acostumbrando desde que se instaló en la Casa Blanca. Biden, que se expresa habitualmente con otros modales y principios éticos, fue mucho más moderado, aunque en algunos momentos reaccionó a los insultos de su adversario –quizás sería mejor en esta ocasión decir enemigo–también con inusitada dureza al llamarle al presidente "payaso".

Trump gritaba e interrumpía constantemente a Biden sin reparo alguno a las normas preestablecidas

El presidente le acusó de poco inteligente, de "socialista" –término que en EE UU se confunde con comunista– y de llevar al país, si fuese elegido, al caos, la anarquía y la violencia. Trump gritaba e interrumpía constantemente a Biden sin reparo alguno a las normas preestablecidas ni en reiterar falsedades desmentidas que ya había cometido en anteriores ocasiones. La falta de pudor y ausencia de formas degeneró en un brusco intercambio de acusaciones e insultos.

Fue, se leía hoy en todos los periódicos que fue el debate electoral más sucio y descarnado en la historia de los Estados Unidos. La primera conclusión sobre su contenido es que sólo aportó a los votantes la imagen de unas elecciones a cara de perro que Trump intenta desvirtuar por anticipado negándose a aceptar, si pierde, el voto por correo, plenamente legal. Biden le lanzó acusaciones fuertes sobre su actuación y pasividad en los incidentes raciales de los últimos meses y sus deplorables declaraciones sobre la Covid-19 que ya ha suma más de doscientos mil muertos.

Entre gritos propios de enfrentamientos callejeros transcurrió la hora y media sin escuchar nada sobre planes para el futuro

Biden le acusó de desaconsejar la mascarilla en los primeros días y la preguntó que considera más importante, frenar la pandemia o salvar la economía, y Trump se fue por las ramas en su respuesta. Lo mismo que hizo cuando se planteo por qué no condena a los supremacistas blancos, como la organización violenta de la organización Proud Boys, protagoniza de continuos ataques a los afroamericanos, pero su respuesta también fue ambigua y se limitó a decir que él quiere la paz. Los miembros de esta secta se han mostrado muy satisfechos con su respuesta.

Entre gritos más propios de enfrentamientos callejeros que de un contraste de propuestas para convencer a los votantes –el moderador, Chris Wallace, presentador de noticias de la cadena FOX, la afín a Trump, tuvo que intervenir y parar los gritos varias veces reclamando orden– transcurrió la hora y media sin que se escuchase nada sobre los planes para el futuro y las soluciones a los problemas planteados. Los demócratas se mostraron satisfechos al final y entre los republicanos se escucharon algunas críticas cautelosas a su candidato.

Las primeras encuestas conceden cierta ventaja a Biden, pero en las opiniones 
de la calle queda reflejada la división

Algunos comentaristas recomiendan a Biden que se niegue a participar en el próximo debate programado. Trump ha demostrado la faz de energúmeno sin principios ni respeto a la condición humana. Las primeras encuestas conceden cierta ventaja a la actuación de Biden, pero en las opiniones de la calle queda reflejada la división que se ha creado en la sociedad estadounidense, con el respaldo de una parte que aplaude la virulencia y desfachatez con que Trump se expresa.

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