Los reportajes emitidos por dos televisiones francesas han generado indignación en Argelia, tanto al Gobierno como a las Fuerzas Armadas. El ministerio de Exteriores ha difundido un duro comunicado de queja al Gobierno francés anunciando la retirada del embajador en París, Salah Lebdiuoi, en señal de protesta.
El Gobierno estima que se trata de una ofensa para el pueblo argelino y sus instituciones. Las argumentaciones hechas por París, tanto de los medios como de las autoridades, es la defensa de la libertad de expresión.
Los reportajes fueron emitidos por las cadenas LCP y France 5, ambas públicas, en días alternos lo cual induce a los argelinos a sospechar que se trataba de una operación coordinada. El tema era el mismo: reportajes sobre el Hirak, el movimiento popular que se vivió unos meses atrás.
El Hirak estalló cuando el presidente Abdelaziz Bouteflika, enfermo y con dificultades para expresarse, anunció su propósito de presentarse a la reelección para un quinto mandato. Los movimientos de protesta estallaron por todo el país y se prolongaron varios meses hasta que Bouteflika anunció su dimisión.
La sensibilidad argelina contra Francia, después de 68 años de independencia continúa siendo enorme. Las nuevas autoridades argelinas, que aún sienten su fragilidad ante la insatisfacción que sigue reflejando el pueblo, son indignantes por la influencia de las televisiones francesas que son las más seguidas.
Aunque la virulencia de las protestas ha decaído, todavía hay reivindicaciones especialmente de los jóvenes que chocan con las prohibiciones del islam, como beber alcohol, ir de la mano las parejas o besarse en la calle como ven en televisión que ocurre en otras partes.
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