Hoy vengo con una columna que puede que sea un poco un batiburrillo de ideas, pero es lo que tiene el inicio del curso escolar: inicios, reencuentros, novedades y muchos buenos propósitos que merecerán la pena. Esta semana ha habido un poco de polémica en las redes sociales a raíz de la campaña publicitaria a través de la cual Aitana ha presentado al mundo su menú favorito en un famoso restaurante de comida rápida. El jaleo se desató después de que en la rueda de prensa de presentación, un oportuno periodista preguntase a la cantante sobre su celiaquía. Diagnosticada como celíaca hace tan solo unos meses y vendiéndonos una hamburguesa con gluten. WTF! ¿Es esto honesto?

Aitana, muy bien aleccionada, fue lista y sobre todo… ¡honesta!

El periodista iba a pillar y, quizás ante una pregunta así a muchos gurús del marketing les explotaría la cabeza y preferirían esconderla bajo la tierra en plan avestruz esperando a que el temporal pasase, pero, Aitana, muy bien aleccionada, fue lista y sobre todo… ¡honesta! La colaboración se cerró meses antes de que la artista fuese diagnosticada y tal y como ella misma explicó, no iba a proponer para su menú una hamburguesa sin gluten si durante toda su vida había pedido esa que estaba diciendo era su favorita. La verdad siempre es el camino.

El estar orgulloso de lo que uno es, de lo que uno cree, piensa, apoya o siente

Aprovechando para comentar que este domingo presentaré en Madrid el Family Pride, una reunión de familias diversas con un montón de actividades gratuitas, como un concierto de Chenoa… ¡Qué importante es rodearse bien! De este verano guardaré un montón de recuerdos de unión y felicidad en familia (de sangre y no). Ese es otro de mis pilares para el nuevo curso. ¿El último? El estar orgulloso de lo que uno es, de lo que uno cree, piensa, apoya o siente. Porque es parte de nuestro ADN y porque debemos abrazar nuestras diferencias para ser felices y libres.