David Moreno Sáenz Colaborador '20minutos'
OPINIÓN

Con cara de tonto

Chanel, en el videoclip de 'SloMo'.
Chanel, en el videoclip de 'SloMo'.
RTVE
Chanel, en el videoclip de 'SloMo'.

Que no quiero decir yo con esto que el resto de días de mi existencia no la tenga, pero este jueves, particular y especialmente este jueves, se me quedó mucha cara de tonto. Hoy menos, pero algo queda. Dormí mal, inquieto, agitado y despertándome varias veces in the middle of the night. ¿El motivo? A las 10 am se ponían a la venta las entradas para Eurovisión: mire usted qué chorrada. ¿No?

Estas semanas ha sido titular en varios medios el tema de las entradas para asistir a las galas del Festival de Eurovisión, que se celebrará en Turín a mediados de mayo. Por un lado fue noticia que los responsables, muy agobiados con el ajetreo que supone organizar el espectáculo, se olvidaron por completo de poner los tickets a la venta, por otro lado porque encarecieron los precios una pasada convirtiendo las entradas en artículos de lujo y, para rematarlo, porque las entradas han volado en cuestión de minutos y a través de una web que ha dado muchos problemas a interesados como el Menda Lerenda.

Quise comprar mis entradas. Medio idiotizado por el hype, estaba dispuesto a pagar 350€ por cada una de ellas y en el momento del pago… ¡algo falló! Después, me fue imposible acceder a comprar otros tickets. De ahí parte de mi cara de tonto (el resto venía de nacimiento).

Misteriosamente, minutos después, y aún sin que se hubiese colgado el cartel de sold out, en webs de reventa esos mismos billetes por los que yo iba a pagar 350 eurazos, estaban a la venta por 1.786€ (la más barata) y 4.729€ (la más cara). Tendré cara de tonto, pero no tanto.

¿Debería costar 350€ una entrada para ver un espectáculo desde una grada? ¿Los tickets para ver a tu cantante favorito? ¿Los boletos para entrar en un estadio? Se nos va de las manos, señoras. ¿No creen? Confío en poder contaros el ‘chanelazo’ desde la sala de prensa.

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