Elías Israel Periodista
OPINIÓN

Cuando Caeleb Dressel nadaba en secreto

Caeleb Dressel tras ganar el oro en los 100m libres.
Caeleb Dressel tras ganar el oro en los 100m libres.
EFE
Caeleb Dressel tras ganar el oro en los 100m libres.

Intentaremos no caer en esa fatídica, por no decir otra cosa, manía de intentar colocar a los nuevos héroes del deporte a la altura de las leyendas. 

Caeleb Dressel está llamado a ser el rey de la piscina en estos Juegos Olímpicos de Tokio. De momento, logró el primer oro individual para el equipo estadounidense en la prueba reina de los 100 metros libres. 

La carrera más rápida de la historia, con seis nadadores por debajo de los 48 segundos, obligó a Dressel a encontrar esos límites que tanto le gusta explorar. No fue su mejor marca, pero esta fuerza de la naturaleza, capaz de saltar por encima de la media de los jugadores de la NBA y levantar hasta 120 kilos de peso, continuó escribiendo en una prueba memorable su gran historia olímpica. 

Si buscan comparaciones facilonas con Michael Phelps, con quien compartió el 4x100 en los pasados Juegos, recurran a otra ventanilla.

El doble campeón del mundo y doble medallista en Río y en Tokio, con aspiración de hasta seis metales, no es de esos que disfrutan aireando su vida y milagros en redes sociales. Sin embargo, hace seis meses tuvo la brillante idea de compartir reflexiones con su excompañero en la Universidad de Florida, Ben Kennedy a través de un podcast, que se ha convertido en algo más que un hobby. 

La NBC desveló que durante un tiempo nadó en secreto por miedo al matón de su clase para que no le viese con el clásico y ajustado bañador Speedo. Reconoció que durante seis meses se apartó de las piscinas para tomar distancia y darse cuenta de lo muchísimo que la echaba de menos. Una foto a su entrenador universitario de la piscina vacía atisbaba lo que estaba por venir.

“Amoroso, desinteresado y decidido”, como llegó a autodefinirse, convierte los pequeños propósitos en su reto diario: da igual si se trata de leer diez páginas de un libro o de recoger una habitación. Prefiere ese tipo de estímulos para mantenerse enfocado mejor que pensar en los grandes logros que se esperan de él.

La influencia reconocida de su hermano mayor hace que sus tatuajes hablen de sus pasiones. En sus brazos se conjugan de manera llamativa su amor por los animales, representados por un águila gigante, un oso negro junto a la bandera de Estados Unidos o los aros olímpicos. 

Al tener contacto con el agua y con el cloro durante tantas horas a la semana, pone un especial cuidado para que esa representación de su amor por su país, por la naturaleza y por el deporte nunca pierda brillo.

La primera corona de estos Juegos parece estar haciéndose a medida de su cabeza, pero Caeleb prefiere enfocarse en los “pequeños logros…”

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