OMAR ANGUITA. Diputado por Madrid y portavoz Socialista de Infancia y Juventud. Secretario General de Juventudes Socialista de España.
OPINIÓN

Construir sobre la certeza

  • "La crisis derivada de la pandemia ha vuelto a alojar en nuestros sesos esa preocupación constante por salir adelante".
Dos jóvenes caminan con mascarilla por una calle de Reus (Tarragona), el 18 de agosto de 2020.
Dos jóvenes caminan con mascarilla por una calle de Reus (Tarragona), el 18 de agosto de 2020.
ROGER SEGURA / ACN
Dos jóvenes caminan con mascarilla por una calle de Reus (Tarragona), el 18 de agosto de 2020.

Hace más de cinco años, por la cabeza de muchos de nosotros ya fluía la frustración, como una sensación común y, podría decir casi inherente a los jóvenes, por lo menos a los que se nos conoce como millenials, una generación entre crisis. Hace un lustro, las consecuencias de la crisis económica seguían aún sacudiéndonos con fuerza mientras los mercados ya estaban señalando signos de recuperación, nosotros sufríamos los más duros arañazos de la precarización de empleo.

El diputado Omar Anguita.

OMAR ANGUITA

  • Diputado por Madrid y portavoz Socialista de Infancia y Juventud. Secretario General de Juventudes Socialista de España.

La crisis derivada de la pandemia de la Covid-19 ha vuelto a alojar en nuestros sesos esa preocupación constante por salir adelante, por desarrollar un proyecto vital digno en un momento en el que, un 43% de los jóvenes nos encontramos en situación de desempleo. Ser joven ha dejado, por tanto, de ser un halago, de ser algo positivo, de ser un sinónimo de proactividad casi porque, nos hemos quedado sin presente.

Necesitamos construirlo, necesitamos sentar nuestras bases en el presente, sobre las certezas, para poder tener un futuro sólido. Necesitamos sentirnos queridos, sentirnos respaldados y centrar los debates políticos, sabiendo que hay personas, como el presidente del Gobierno que están de nuestro lado que son conscientes que también estamos en el centro de la justicia social, que tienen esa vocación de darnos el empuje para convertir nuestros retos en proyectos.

Desde luego, el contexto social y laboral es bien distinto al de nuestras generaciones predecesoras. Con apenas treinta años, los y las jóvenes hemos pasado ya por dos crisis económicas brutales. De la primera, apenas nos estábamos levantando. La crisis financiera del año 2008 fue la primera gran piedra que tuvimos que sortear nada más salir del instituto o de la facultad. Una crisis que frustró, en gran parte, nuestro futuro más cercano, pero sobre todo nuestro presente inmediato. La desaparición de oportunidades laborales y las pocas que surgían eran oportunidades laborales precarias. La otra alternativa que se nos daba era el exilio económico y laboral.

Todo esto mientras las normas de austeridad se imponían en los gobiernos nacionales de la Unión Europea y, además, contamos con la nula empatía de muchos responsables políticos. En nuestra memoria siempre quedará las palabras de la ex ministra Fátima Bañez, refiriéndose al exilio juvenil como una decisión personal y voluntaria, el "espíritu aventurero" llegó a decir en sede parlamentaria. De aventureros puede que tengamos muchos, de frustrados, quizá tengamos más ahora, gracias a gente como Bañez que nos remató.

Ser joven, por lo menos en lo que al DNI se refiere, es efímero. De eso todos somos conscientes, pero lo que no será efímero si no se implican todos los agentes políticos es la precariedad laboral, una precariedad que, insisto, nos sigue sacudiendo cada día y que convierte en un complejo rompecabezas —nunca mejor dicho— el construirnos un horizonte certero. Y digo construirnos porque nadie quiere regalos, sino apoyos. Por ejemplo, en forma de políticas activas de empleo, una forma sin duda de fijarnos como población en el territorio que nos permita ser aún más útiles y forjarnos este presente que es nuestro y que nos corresponde.

Eso es la justicia social, dar lo que nos corresponde, dar dignidad. Por eso, nuestro objetivo es claro y el presidente lo ha reiterado en múltiples ocasiones y, además, desde el Grupo Parlamentario Socialista, con la portavoz a la cabeza, trabajamos de forma determinada y transversal para que los jóvenes podamos construir sobre esa certeza. En cada proposición no de ley, en cada proyecto y en cada iniciativa porque es prioritario reducir la precariedad y permitir que todos tengamos esa oportunidad de desarrollar un proyecto vital digno, con un trabajo digno.

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