Borja Terán Periodista
OPINIÓN

¿Cómo será la televisión dentro de cinco años?

Broncano, en 'La Resistencia'.
Broncano, en 'La Resistencia'.
20minutos | MOVISTAR
Broncano, en 'La Resistencia'.

La tele ya hace tiempo que no se ve sólo por la tele, pero ¿cómo será dentro de cinco años? Queda ya atrás el pensamiento de que las plataformas bajo demanda acabarán con los canales tradicionales. Son hábitats complementarios. Las cadenas clásicas siguen funcionando porque ejercen su función de ventana al mundo en directo, que acompaña al espectador en su día a día.

En el orden de su programación está el porvenir de frecuencias emblemáticas como La 1, Antena 3 o Telecinco. Sus parrillas bien organizadas continúan siendo un escaparate al descubrimiento masivo. En un momento en el que el espectador se satura de buscar qué ver, también agradece encontrarse con una oferta atractiva a través del zapping de siempre. Una oferta en vivo que, además, puedes consumir en colectividad y comentar con ayuda de las redes sociales. 

Pero la audiencia no para de evolucionar y su manera de consumir televisión también avanza. El público demanda conciliar horarios, ya se acuesta antes y prefiere lo concreto a lo estirado. Los grandes programas ya no pueden abultarse hasta las tantas de la madrugada o el espectador no regresa a la siguiente emisión. Se premia el entretenimiento más conciso. La nueva audiencia cree tener tanto que disfrutar que no se puede permitir sentir que malgasta las horas frente a la pantalla.

Porque ya pasamos demasiadas horas frente a la pantalla, sea del tamaño que sea la pantalla. Y recibimos muchos impactos que no sabemos del lugar del que vienen. Las consecuencias de este anonimato constante llevan a un resurgir de la televisión de autor, en todas sus variables: información, divulgación y entretenimiento.

"En tiempos en los que la tecnología arrasa con todo, sólo quien toque la tecla de la creatividad artesanal se diferenciará del resto y traspasará".

Los medios de comunicación tradicionales volverán a crecer con creadores con nombre propio, que trascienden porque generan esa confianza única en una audiencia que conecta con ellos como prescriptores por su talento o especialidad. O las dos cualidades juntas. 

Ya se observa la tendencia en el hoy. La autoría ayuda a la relevancia, la tele-clónica fomenta el olvido. Un ejemplo: Broncano es un autor y ha construido una comunidad de fieles. Ha hecho suyo el género del late night y ha trascendido. Aporta una mirada diferente, proyecta línea editorial con su comedia. Sucede lo mismo con El Hormiguero de Pablo Motos. Está ubicado con claridad y solidez desde hace años en la dinámica de Antena 3 y atesora personalidad rotunda.

Cada cadena de televisión debe afianzar una identidad de canal clara que se cimenta en autores representativos, delante y detrás de las cámaras. No sólo vale con un elenco de presentadores. La relevancia estará en la mirada propia de los creadores. Serán los valores de cada canal y sus propuestas deberán presentarse con orden y concierto para establecerse en la costumbre cotidiana del espectador. Incluso remover esa rutina en los fines de semana y periodos vacacionales. La audiencia debe interiorizar qué pone cada día y en qué franja se emite. En gran sentido, la televisión de éxito de dentro de cinco años será, paradójicamente, la que vuelva a los orígenes de la tele de antaño: donde se buscaba atraer al espectador con la empatía de la compañía real de los nombres propios más que con la táctica instantánea de la exageración de vender titulares por unas décimas de share. Lo primero allana el recorrido a la fidelidad. Lo segundo, lo contrario. Y el espectador ya está resabiado de cebos y perdido de la sensación incesante de contraprogramación. Eso simplemente le hace huir a otros lugares, como Netflix. En tiempos en los que la tecnología arrasa con todo, sólo quien toque la tecla de la creatividad artesanal se diferenciará del resto y traspasará.

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