OPINIÓN

Feliz 2020 (si queremos)

Navidad
Un grupo de amigas sonríe bajo el árbol de Navidad de la Puerta del Sol (Madrid).
GTRES
Navidad

Dice un proverbio irlandés que "un buen comienzo es la mitad del trabajo". Empecemos pues desde el miércoles a construir bien el nuevo año por estrenar, lleno de oportunidades que aprovechar, pero también de incertidumbres que disipar. Un año bisiesto donde tendremos un día más para perseguir nuestros sueños.

Sin duda son tiempos extraños los que nos toca vivir. Una nueva era sin manual de instrucciones. El mundo cambia a velocidad de vértigo y las certidumbres del pasado se han volatilizado. Mientras desaparecen islas enteras tragadas por las aguas, emergen en medio del océano nuevas islas formadas por toneladas de plástico. El antaño líder del "mundo libre" impone aranceles proteccionistas y el partido comunista más grande del mundo defiende el mercado libre. El Mediterráneo, que siempre fue un espacio de encuentro de culturas, se ha convertido en doloroso cementerio para quienes huyen de la desesperación ante la indignidad de Europa. Los electores dividen sus votos como nunca antes alumbrando mapas políticos complejos y plurales, auténticos laberintos donde el mero diálogo y la búsqueda de acuerdos se penalizan hasta hacerlos casi imposibles.

Por todo ello, necesitamos que el 2020 nos traiga un Gobierno estable, que un año en funciones es demasiado para una sociedad que urge revertir los recortes de derechos y libertades sufridos durante la última década. Hace falta un Gobierno que aborde sin más demora los grandes desafíos que nos amenazan: la emergencia climática, la violencia contra la igualdad, la desafección de la ciudadanía hacia la política pero también de la política hacia la ciudadanía… Y por supuesto que busque soluciones políticas y democráticas a problemas que son estrictamente políticos y que solo la estrechez de miras de unos y otros han dejado crecer hasta la insostenibilidad.

Pero el desafío más importante no podemos delegarlo en los políticos. Hay responsabilidades que nos corresponden a cada uno de nosotros. A partir del día 1, cumplamos con nuestros mejores propósitos. Y no me refiero a los tradicionales relacionados con la dieta, el gimnasio o el inglés. De poco servirán si abocamos el planeta al abismo. Comprometámonos con la humanidad, con la naturaleza y con todos los seres vivos con los que compartimos este mundo. ¡Empaticemos! Pongámonos en el lugar del otro. Aprendamos a respetar al diferente. Superar el reto de este tiempo depende también de lo que cada uno de nosotros haga y decida cada día. Podemos erradicar la discriminación, el odio y la violencia. Elevemos la mirada. Alguien dijo que el futuro es parcialmente inventable, y así será si queremos. En todas estas cosas pienso cuando les deseo, queridos lectores y lectoras, un feliz año nuevo, con un par de días de propina.

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