Carmelo Encinas Asesor editorial de '20minutos'
OPINIÓN

Teletrabajo postCovid

A no ser que seas tú la persona que va a hablar, es muy recomendable que dejes silenciado el micrófono, para no molestar a los asistentes con el ruido que pueda haber. Actívalo solo cuando vayas a aportar algo. Lo mismo para la cámara.
Una mujer trabaja a distancia.
Pixabay/Pexels
A no ser que seas tú la persona que va a hablar, es muy recomendable que dejes silenciado el micrófono, para no molestar a los asistentes con el ruido que pueda haber. Actívalo solo cuando vayas a aportar algo. Lo mismo para la cámara.

El 25 de mayo de 2020, el Congreso de los Diputados aprobaba la nueva ley del teletrabajo. Las circunstancias de entonces obligaban a sacar adelante con premura una norma que regulara con el mayor rigor posible una forma de trabajo que en España, hasta entonces, solo se practicaba de manera incipiente y que la pandemia había forzado a extender exponencialmente. 

Veníamos del confinamiento más severo y, después de varias semanas de intensa negociación del Gobierno con la patronal y los sindicatos, se pactó un documento que, en lo fundamental, obligaba a las empresas a dotar de medios, equipos y herramientas a quienes trabajaran desde casa y se aumentaba la capacidad sancionadora de la inspección de trabajo para evitar abusos. Esa ley señala que la labor a distancia es voluntaria y debe ser formalizada en un acuerdo entre la empresa y el trabajador de manera que el empresario no pueda obligar a teletrabajar, pero tampoco el empleado pueda exigírselo a su empresa.

Con estas bases regulatorias se ha desarrollado en nuestro país, y forzados por las circunstancias, un modo de trabajar que en el 2019 tan solo practicaba un 4,8% de la población activa y que, según algunos estudios, en 2020 llegó a sobrepasar el 34% de los empleados. Un tiempo y una extensión de la fórmula que ha permitido experimentar y valorar los pros y los contras del trabajo a distancia.

El rápido avance de la vacunación y el progresivo levantamiento de las medidas obligan ahora a empresas y trabajadores a hacer balance de sus ventajas e inconvenientes para determinar en qué medida les resulta interesante mantener el teletrabajo más allá de las exigencias que impuso la pandemia.

El trabajo a distancia permite mayores márgenes de flexibilidad laboral y de conciliación familiar

Evitar los desplazamientos, sobre todo en las grandes ciudades, donde las idas y venidas a la oficina puede hasta tres horas diarias en los casos más extremos, es una ventaja incuestionable que ha de ser contemplada por los empleadores a la hora de establecer hasta qué punto es indispensable la presencia física del empleado en la empresa. El trabajo a distancia permite, igualmente, mayores márgenes de flexibilidad laboral y de conciliación familiar, un aspecto nada despreciable en la calidad de vida necesitado de estímulos.

Por el contrario, el hecho de trabajar en remoto puede conducir a una extensión casi indefinida de la jornada laboral entre los más entregados a su tarea o, en términos opuestos, al escaqueo general de los profesionales del absentismo. Otro aspecto importante a considerar en negativo del teletrabajo es el déficit de sociabilidad entre los compañeros que, aunque pueda tratar de paliarse con los contactos online, nunca es lo mismo que la relación que logra establecer la proximidad física para forjar el siempre deseable espíritu de equipo.

Hay ya encuestas y opiniones para todos los gustos sobre la experiencia del trabajo a distancia en tiempos de pandemia. Ahí figuran reflejados desde los que ya no quieren volver a la oficina para no tragarse atascos y manejar mejor su tiempo, a quienes prefieren volver cuanto antes porque se centran más o simplemente no disponen de una logística o espacio adecuado en términos ergonómicos o tecnológicos. 

Esos sondeos parecen coincidir en que, atendiendo cada circunstancia laboral, un calculado equilibrio entre el trabajo a distancia y el presencial puede aprovechar las ventajas de ambas fórmulas aminorando sus posibles inconvenientes. Dos días en la oficina y tres en teletrabajo, o a la inversa, según necesidades, es la proporción que triunfa en las encuestas. Es cuestión de eficacia y sentido común.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento