OPINIÓN

Solo faltaba Aznar

Archivo - El presidente del Partido Popular, Pablo Casado (i) y el expresidente del Gobierno, José María Aznar (d) durante el diálogo `España ante un cambio de régimen´en el Auditorio de la Universidad Francisco de
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado (i) y el expresidente del Gobierno, José María Aznar (d).
Jesús Hellín
Archivo - El presidente del Partido Popular, Pablo Casado (i) y el expresidente del Gobierno, José María Aznar (d) durante el diálogo `España ante un cambio de régimen´en el Auditorio de la Universidad Francisco de

A Casado solo le faltaba que se cumplieran 25 años del triunfo de Aznar en los comicios y tener que escuchar estoicamente todos los consejos que le lanza en público justo 15 días después de las elecciones catalanas y del sorpaso de Vox. Hay un refrán que dice: "A perro flaco todo son pulgas", y a Casado le sienta a medida. Así, y pese a que una parte de las desgracias del PP –no todas– son heredadas de la época de Aznar, el expresidente no duda en presentarse como el triunfador absoluto mientras imparte a diestro y siniestro recetas para recuperar el Gobierno: refundiendo el centroderecha y refundando el partido (no tengo muy claro si con Casado o sin él).

Cierto es que al PP le ayudaría para llegar al Ejecutivo conseguir aunar "todo lo que va de derecha a izquierda", absorber a Cs y a Vox, aunque no siempre 2 y 2 sean 4 y exista la posibilidad de que la suma de los votos de los tres partidos no sean equivalentes juntos o por separado. En segundo lugar, en toda la historia de la democracia salvo contadas excepciones de mayorías absolutas, los nacionalistas catalanes han sido claves para gobernar en España y, en este aspecto, el PP lo tiene más difícil. A partir de ahí, se le puede reprochar a Casado su gestión, su equipo y hasta la venta de su sede, pero lo que no se le puede negar es que atraviesa una situación complicada que hoy no sería muy distinta sin él.

Ya están sonando tambores de guerra en el partido, mientras su líder pide tiempo: Rajoy y Aznar tuvieron más de siete años, dice. De momento, el runrún suena en privado, aunque ya se sabe que cuando las voces se alzan en el backstage es difícil contenerlas en el escenario, especialmente si se elevan.

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