Borja Terán Periodista
OPINIÓN

'Aquí no hay quién viva': por qué su visionado en Netflix es "cutre"

Foto de grupo del reparto de una de las temporadas de 'Aquí no hay quien viva'.
Foto de grupo del reparto de una de las temporadas de 'Aquí no hay quien viva'.
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Foto de grupo del reparto de una de las temporadas de 'Aquí no hay quien viva'.

"Resultado óptimo en cuanto a tiempos de grabación y coste, en cuanto a la calidad obtenida... eso, ya es otro cantar. La calidad es óptima, pero no es buena". Así Chicho Ibáñez Serrador hacía a la audiencia partícipe de su trabajo, explicando los defectos que él mismo apreciaba en su obra. Con esta explicación transcrita, presentaba el retorno de 'Historias para no dormir' en 1982. De hecho, en este prólogo incidía en que sólo habían podido grabar cuatro telefilmes de los trece previstos. Es más, que habían grabado los peores, porque empezaron por los más sencillos.

Imposible hoy: presentar un contenido hablando de sus debilidades como animando al espectador a que se marche. Aunque, en realidad, con estas sinceras argumentaciones, el sabio Chicho conseguía que la curiosidad del público se quedara más interesada e implicada aún, pues el espectador entendía mejor el esfuerzo y la dificultad que había detrás. La audiencia quería ver el resultado con más ahínco. 

Para abaratar costes, a Chicho Ibáñez Serrador le habían pedido experimentar con el vídeo. Entonces, las grandes ficciones de TVE se filmaban en cine. De ahí que su calidad visual sobreviva al paso del tiempo. Y así se seguirían grabando durante un tiempo. Con esta argumentación y como tantas otras veces, Serrador se adelantaba a uno de los problemas de los por entonces nuevos sistemas de grabación que serían los habituales en España a partir de los años noventa: el vídeo de aquella época no alcanza la excelencia que el celuloide y envejece muy mal a ojos del público.

El gran ejemplo actual de este caso es revisionar en Netflix los capítulos de 'Aquí no hay quien viva'. La popularidad incontestable de la serie ha provocado que se coloque y se mantenga entre lo más visto, pero choca la mala factura de la imagen. Vista hoy, ronda lo amateur entre la excelencia de calidad de imagen de una plataforma bajo demanda como esta donde ahora todo se rueda en vídeo pero vídeo de altísima definición en 4K. ¿Por qué la serie de los años 2000 ha envejecido tan mal? A diferencia de otras telecomedias más veteranas como 'Friends', con unos capítulos que han sido restaurados y convertidos a una exquisita alta definición a partir de sus másters originales, en 'Aquí no hay quien viva', como tantas series españolas rodadas en vídeo en esa época, no se ha limpiado el negativo de los rodajes porque han sido grabados en vídeo pre-HD. Así que se siguen viendo en un pobre SD en comparación con un HD al que tenemos ya hecho el ojo los espectadores.

"En una plataforma como Netflix donde todo se ve tan bien pero tan igual e intercambiable entre sí, quizá 'Aquí no hay quien viva' sea lo más moderno y revolucionario que tienen ahora mismo".

Producciones como 'Aquí no hay quién viva' son series que hicieron historia en un periodo bastante reciente de nuestro tiempo pero que metafóricamente se ven peor que las grandes ficciones de los setenta y ochenta, rodadas en un celuloide más eterno. En las tramas del edificio de la calle Desengaño, ahora parece que se grabaron en video casero los propios vecinos del bloque los capítulos. Y fue un poco así, porque es una telecomedia rodada como un programa de tele: vertiginosamente, super iluminado y con multicámara. Ahora chirría su visionado, pero hasta esa mala factura visual se le perdona por unos guiones sublimes que supieron reírse hasta las últimas consecuencias de la España de patio de vecinos en la que siempre seguiremos inmersos. Y esto demuestra una vez más que, a la hora de la verdad, el espectador no busca tanto factura visual, sino alma y encanto. 

Su grandeza perenne consigue que sea vista y revista año tras año y además que chavales de hoy en día, acostumbrados a los looks esplendorosos de las cámaras actuales, descubran 'Aquí no hay quien viva' y se queden sin importarles su aspecto visual. Al fin y al cabo, la alta definición también ha traído la resurrección de los looks vintage, algo especialmente palpable en videoclips que se graban en cuatro tercios y luego les ponen filtros VHS, que ahora es muy cool. Por eso, en una plataforma como Netflix donde todo se ve tan bien pero tan igual e intercambiable entre sí, quizá 'Aquí no hay quien viva' sea lo más moderno, auténtico y revolucionario que tienen en su catálogo ahora mismo. 

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