Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Antena 3: claves de la consolidación de su modelo de entretenimiento

Pablo Alborán en La Voz de Antena 3
Pablo Alborán <3 en La Voz de Antena 3 
Borja Teran
Pablo Alborán en La Voz de Antena 3

La programación de Antena 3 se sostiene en un entretenimiento luminoso, participativo, acogedor y amplio. Son cuatro claves televisivas vitales que reúnen casi todos los programas de Atresmedia. Tres de ellos son decisivos: La ruleta de la suerte, Pasapalabra y El Hormiguero, pues consolidan tres citas diarias que organizan en el recuerdo del espectador el resto de la programación lineal del canal. Es más, estos formatos son lanzadera al éxito de los informativos.

Antena 3 recoge los frutos de años de trabajo. Desde su nacimiento, la cadena siempre se ha vinculado a entretenimiento con ansias de liderazgo. De la edición mítica de 'El Gran Juego de la Oca' al grandilocuente directo de 'Sorpresa, sorpresa'. Pero en la última década ha ido alcanzando la credibilidad como un lugar seguro para el espectáculo familiar. Mientras que Telecinco se ha convertido en cadena maestra en la astuta tele-realidad, Antena 3 ha sembrado la imagen de factoría de espectáculos a lo grande.

Bajo la dirección de Carmen Ferreiro, el área de entretenimiento de Atresmedia ha logrado un sello propio que no es monótono para el ojo del público, ya que es estéticamente diverso. Cada formato de Antena 3 combina señas de identidad comunes pero que, a la vez, saben lo importante que es invertir en escenografías diferentes para dar un tono especial a cada propuesta. Todos los programas tienen su personalidad. No saturan. No parece que veas todo el rato lo mismo en el mismo lugar. Aunque reconozcas el lugar en el que estás. 

El rojo de 'La Voz' con sus sillas giratorias, el travieso clonador de 'Tu cara me suena', las máscaras psicodélicas de 'Mask Singer'... identidades contundentes de programas que pueden gustar a adultos y, al mismo tiempo, a niños. Detalle que no es baladí. A los niños les encanta la fiesta, el color. Les atrapa la fantasía, lo que devuelve a la familia a sentarse ante el televisor. Una atmósfera que se consigue invirtiendo y cuidando las liturgias televisivas. Así se fomentan esos clímax de emoción en la audiencia adulta y esa fascinación en los más pequeños de la casa. Pero en tiempos en los que los medios de comunicación se consumen tan rápido y nos obsesionamos con lo que funciona y lo que no, es fácil olvidar esa teatralidad de la tele clásica que tan bien dominaba Chicho Ibáñez Serrador o Lolo Rico.

La teatralidad es crucial para crear un evento de un programa. De hecho, para que cualquier espectáculo despierte ese regustillo en el público hay que tomarse tiempo al tiempo para dibujar el espíritu de fiesta o la motivación de los personajes.  Lo demuestra la nueva temporada de 'Tu cara me suena', que se estrena este viernes. El show de imitadores, producido por Gestmusic, empieza con un gran número musical inicial que favorece la sensación de acontecimiento único, emocionante, especial. Su luz y color conecta al espectador. Porque los programas, como cualquier buen producto audiovisual, deben tener un comienzo atrayente, un desarrollo complice y un objetivo narrativo final. Mejor si atesora un colofón cargado de energía. Véase el rosco de 'Pasapalabra', véase la actuación del ganador de 'Tu cara me suena'.

Y todos los programas, dentro de sus diferencias y peculiaridades, comparten ese punto tan vital de ser participativos, de poder interactuar desde casa a adivinar las preguntas o a intentar descubrir cómo lo harán los cantantes. Eso es el entretenimiento, al fin y al cabo, despertar la curiosidad e implicar del espectador. Incluso pillarle por sorpresa. Cada vez más difícil, pues ese mismo espectador está resabiado. Es el problema que sufre Telecinco: se ven venir las tramas de los conflictos de sus realities por cierta saturación de mecánicas y estéticas. Lo que impide al canal crecer en audiencias más allá de su legión de fieles, que no son pocos. No pasa lo mismo con Antena 3. Porque su entretenimiento vive de la fantasía terrenal, esa fantasía que está pegada a la realidad. Así evade con sueños y aspiraciones tangibles para el público más transversal.

El público sabe lo que se va a encontrar (y lo que no se va a encontrar) en Antena 3. Atresmedia ha alcanzado la credibilidad en el género del espectáculo familiar tras años de prueba, acierto y error. Y de ahí que ahora la cadena se pueda permitir mover la actual exitosa temporada de 'La Voz'  (que ha mejorado mucho en concreción y escenografía en comparación con su primera temporada en Antena 3). De esta forma, 'La Voz' salta del viernes al sábado para estrenar 'Tu cara me suena' en su noche afianzada en los últimos años, la del viernes. No temen al 'Deluxe' de Mediaset como antes. Son producciones complementarias. Y ahora en Atresmedia parecen estar seguros de sí mismos y han contagiado esa percepción a sus espectadores potenciales, que necesitan airearse con el ensueño de la colorista creatividad de la televisión clásica y no con la claustrofobia de convivencias y encierros en casas. Eso ya lo vivimos todos en el confinamiento, aún próximo pero ya lejano en la memoria. Porque lo queremos olvidar. Y para siempre.

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