Elías Israel Periodista
OPINIÓN

A Maribel, la madre de Carlos Matallanas

'La vida es un juego', de Carlos Matallanas
'La vida es un juego', de Carlos Matallanas
Carlos Matallanas
'La vida es un juego', de Carlos Matallanas

La noticia me sobresaltó en un whatsapp mañanero. Ha fallecido Carlos, el hermano de Javi Matallanas. Respondí con un sonoro “no jodas”. Llamé a Roncero, que me confirmó la, no por esperada, tristísima noticia. Llamé a Javi, que ya estaba a punto de coger el Ave con Gonzalo para Sevilla, lloramos juntos otra vez. Hace no demasiado fue por su padre y ahora era por Carlitos, el ejemplo, el luchador, el que con su pupila nos iluminó para relativizar, para tener una mejor perspectiva de lo realmente importante, el que nos devolvió el amor por el fútbol como juego, como enseñanza de vida, como metáfora de casi todo.

Todas las palabras son pocas para recordar a este joven maravilloso, que nos mostró la crudeza del ELA desde todos sus prismas y la necesidad de conseguir fondos para investigar la enfermedad. En varios medios leerán columnas mejores sobre este futbolista, periodista y escritor que hacen justicia a su enorme legado. Sin embargo, mis pensamientos eran para Maribel. Ninguna madre debiera presenciar la muerte de un hijo, ni mucho menos verle consumirse de esa manera. Esa madre ha acompañado sin descanso a Carlos mientras jugaba el boleto de esa macabra lotería, de ese sinvivir, que él convirtió en un grito de esperanza. El valor, la unión y la fuerza de esa familia ante la adversidad son también un ejemplo. Junto al héroe siempre hay una heroína, que llora en silencio, que aguanta lo que nadie ve, que, con su amor infinito, sacaba brillo a esas pupilas, que ya descansan en paz.

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