El Ayuntamiento de Comillas y la empresa Aqualia han presentado este miércoles los resultados de los trabajos orientados a la mejor utilización y conservación de los recursos hídricos disponibles, que han evitado la pérdida de 338 millones de litros de agua en dos años (2009 y 2010), tras una inversión de 110.500 euros.

Para obtener estos logros, el Consistorio y la empresa han realizado obras de sectorización de la red general de abastecimiento de agua, han implantado el sistema de telecontrol y han utilizado los avances tecnológicos e informáticos y de gestión disponibles como es el programa de detección sistemática de fugas ocultas.

En concreto, los trabajos han consistido en la sectorización de la red municipal de distribución de agua, la instalación de contadores en cada uno de los sectores y la instalación de un telecontrol que gestiona la información recibida con periodicidad diaria.

Esto permite a Aqualia realizar un mayor control sobre el estado de la red de distribución, mediante el control de los consumos de cada sector, evitando pérdidas inútiles de agua y mejorando el rendimiento hidráulico de la red de distribución.

Además, se dispone de un sistema de telecontrol con estaciones remotas, compuesto por varios automatismos y microprocesadores que mediante configuración registran los principales datos e incidencias, no solo de forma visual en las pantallas de los ordenadores centrales sino que también dan aviso mediante mensajes a los móviles al personal del servicio durante las 24 horas del día, lo que permite actuar con "la mayor celeridad".

Para la localización de fugas, el Servicio cuenta con un Equipo de Búsqueda Especializado dotado de los más sofisticados aparatos disponibles en el campo de detección, tales como el Correlador Acústico, Geófono Hidrófono de calzada, Detectores de tuberías y metales, Registradores automáticos, etc.

Con el fin de conseguir mayor eficacia, Aqualia dispone también de un innovador dispositivo de Búsqueda Preventiva de Fugas. Consiste en un sistema que determina automáticamente la presencia de averías ocultas.

Este sistema de detección de fugas se instala en un sector de la red y en las horas nocturnas se activan los sensores automáticamente que registran el nivel de ruido.

Posteriormente un "patrullador" recibe todas las señales emitidas por los sensores y las acumula en una base de datos y en un software de gestión que obtiene la conclusión de la existencia o no de la fuga, así como su localización en el tramo.

Con posterioridad, el personal técnico se dirige al área en la que se ha prelocalizado la fuga para su ubicación exacta a través de los detectores de sonido.

De esta manera se reduce notablemente la distancia a inspeccionar por métodos tradicionales, se revisan más kilómetros de red en menos tiempo y como consecuencia se aumenta la periodicidad del control en cada zona.