El presidente de la Diputación de Valladolid, Ramiro Ruiz Medrano, Y el diputado de Cultura y Turismo, Alejandro García Sanz, han inugurado la exposición de escultura del artista italiano Gehard Demetz, con figuras infantiles talladas en madera.

Es un escultor italiano, nacido en Bolzano en 1972, en cuya tierra natal la talla de madera es una tradición milenaria y por eso nadie encontró extraño que Gehard quisiera dedicarse a ello y comenzara tallando santos, como los que él había admirado de niño cuando acudía a la iglesia.

Tras graduarse como escultor en Selva e incluso convertirse en profesor, su inquietud artística le llevó a la Academia de Bellas Artes de Salzburgo donde entró en contacto con artistas de otros países.

Actualmente se considera que sus esculturas fusionan la tradición con la innovación, incluso ha llegado a trabajar dentro de un estilo inclasificable. Desde los últimos años está representado en varios de los espacios más importantes de Europa como Villa Wessel Museum, Scope Bassel, Art Cologne, Museo Ladino, Kunst Zuric o Hannover Expo, entre otros.

Sus esculturas hieráticas representan personajes infantiles -casi adolescentes- en una actitud hermética y distante, como si quisieran protegerse de un supuesto ataque. Sus ojos perdidos en el infinito muestran que son criaturas desorientadas y parecen acarrear sobre sus hombros el esfuerzo y malestar que a veces supone crecer. A pesar de ello, juegan provocativamente con los peligros del mundo adulto, causando en el espectador a veces rechazo, a veces preocupación.

Los semblantes serios y a veces un tanto violentos de estos adolescentes pensativos, pueden sorprender por lo poco acostumbrados que estamos a este tipo de representaciones.

En los últimos años se ha escrito mucho sobre sus obras en revistas como 'Arte Magazine' o 'Inside Italia', además de que la prensa de varios países ha hecho reseñas sobre sus exposiciones y participaciones en ferias, donde ha destacado por su originalidad y por exhibir obras fuera de lo común. En general, se suele hablar de la ambigüedad que presentan sus misteriosos personajes, tan solemnes, tan duros, y al mismo tiempo tan perdidos y necesitados de cariño.

Respecto a sus esculturas en madera, se comenta que a pesar de que el color claro de ese material podría remitir a cierta pureza o inocencia, da también una clara sensación de frialdad aséptica, potenciada por su pose congelada, que hace que se vean como seres introvertidos.