Chufo Lloréns recrea la Barcelona medieval, que "rompe sus costuras e intenta salir de sus murallas", en 'Mar de fuego'

Aconseja que si su libro a las 50 páginas "no te ha aprehendido, déjalo, hay demasiadas cosas que leer para quedarse anclado"
El escritor Chufo Lloréns este martes en Sevilla
El escritor Chufo Lloréns este martes en Sevilla
EUROPA PRESS
El escritor Chufo Lloréns este martes en Sevilla

El escritor catalán Chufo Lloréns recrea en su última novela histórica, 'Mar de fuego', editada por Grijalbo, la Barcelona del siglo XI, momento en el que la Ciudad Condal "rompe sus costuras e intenta salir de sus murallas para llegar a ser una Génova o una Venecia".

En una entrevista concedida a Europa Press, Lloréns ha manifestado que Barcelona era entonces una ciudad "pujante, naciente, de gente muy trabajadora que se abría paso en el Mediterráneo y que aspiraba a ser una ciudad-estado en sí misma". Por su parte, los condes Berenguer "pretendían tener una preeminencia sobre los demás condes catalanes por ser su ascendencia visigótica, mientras que la de los demás era carolingia", es decir, querían que se reconociera su "superioridad de origen".

Al respecto, tal y como ha señalado el autor de 'Te daré la tierra', novela que ha antecedido a 'Mar de fuego', la Ciudad Condal contaba en el medievo con otros tres estamentos sociales, como son la nobleza, el clero y los ciudadanos, que era una categoría nueva que requería una serie de condiciones para así tener ciertos derechos, siendo precisamente esta categoría la que se mostraba pujante protagonizando ambientes "invivibles de tráfico de carros y carretas, carga y descarga de barriles y un vocerío en las calles de mercados y ferias".

Se trata de referencias históricas que Chufo Lloréns se ha encargado de investigar para esta novela a través de documentos escritos que competen a una población de 2.500 personas, que eran las que en aquel momento formaban parte de la ciudad catalana. Estas referencias documentales están escritas en latín vulgar, el idioma que se hablaba en el siglo XI, acompañado de modismos provenzales y sicilianos, pues en este tiempo comenzaron a nacer las lenguas romance, como ha apuntado.

Así, además de lo mencionado, el catalán ha reflejado en su obra la "difícil y distinta" situación de quienes en la época pertenecían a la religión judía, pues contaban con una desigualdad de derechos y, de otro lado, eran repudiados por el resto de la sociedad al poseer la autorización del conde para recaudar los impuestos. Tal era este rechazo, recuerda Lloréns, que cuando había un motivo, "la cuestión era matar al judío", añadiendo que "cuando ponían su dinero para cambiar encima de los bancos y el pueblo se enfadaba con ellos, éste rompía los bancos, y de ahí la palabra banca rota".

Chufo Lloréns recupera personajes de su anterior libro para ser relevados, en cuanto a protagonismo, por sus descendientes, como es el caso del plebeyo Martí Barbany y su hija Marta, de 14 años de edad, a la que en 'Mar de fuego' entrega a la Corte al tenerse que ir sin más remedio de viaje, protagonizando Marta una historia de amor con un chico noble que no está exenta de "dificultades tremendas por la oposición frontal de las costumbres de la casta social de la nobleza del Condado".

La novela histórica como excusa

El autor ha señalado que la novela histórica debe servir para incentivar en el lector el interés por descubrir y conocer más aspectos de la historia. Viene a ser la novela histórica, ha dicho, "como las canciones de Joan Manuel Serrat cantando a Antonio Machado o a Miguel Hernández", ya que el público "se acostumbra en muchos casos a su poesía a través de Serrat y, de esta manera, lee más poesía". Utilizando este símil, ha hecho mención a su deseo de que una novela histórica o el prólogo de una biografía hagan que alguien se interese por la época y lea más de ella, siendo "un paso previo para mayores logros".

En relación a 'Mar de fuego', Chufo Lloréns ha reconocido que tuvo que reformar la quinta parte para ajustar un final "que me gustó mucho", pero que no se ajustaba al que había pensado para la novela que "había parido", ya que de haber mantenido aquel desenlace, habría sido un libro "con el doble de páginas y habría llegado a las 1.700".

Finalmente, el escritor ha detallado que procura que nada decepcione al lector, motivo por el que aconseja que "si mi libro a las 50 páginas no te ha aprehendido, déjalo, hay demasiadas cosas que leer para quedarse anclado en un libro que no te gusta". Al hilo, ha comentado que procura "ser el escritor que a él mismo le gusta leer" y conseguir que la novela "me lleve al final, no obligarme a llegar al final", ha concluido.

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