Condenado a seis años y medio de cárcel el acusado del doble atropello mortal de Paseo Colón

El Juzgado de lo Penal número 8 de Sevilla ha condenado a seis años y seis meses de cárcel a Fernando Vargas, el acusado de atropellar mortalmente a dos jóvenes en el Paseo Colón de la capital hispalense en la pasada Semana Santa de 2010, para quien la Fiscalía solicitaba inicialmente nueve años y seis meses de cárcel y el pago de una indemnización de 96.869,86 euros, según han informado a Europa Press fuentes del caso.

El Juzgado de lo Penal número 8 de Sevilla ha condenado a seis años y seis meses de cárcel a Fernando Vargas, el acusado de atropellar mortalmente a dos jóvenes en el Paseo Colón de la capital hispalense en la pasada Semana Santa de 2010, para quien la Fiscalía solicitaba inicialmente nueve años y seis meses de cárcel y el pago de una indemnización de 96.869,86 euros, según han informado a Europa Press fuentes del caso.

En una sentencia que fue notificada la semana pasada, el Juzgado de lo Penal número 8 condena a Fernando Vargas a seis años y medio de prisión por dos delitos de homicidio imprudente en concurso con un delito contra la seguridad vial por conducción temeraria; un delito de omisión del deber de socorro, y un delito contra la seguridad vial derivado de conducir sin tener en vigor el permiso de conducir, han apuntado las mismas fuentes.

Durante la celebración de la vista oral el pasado mes de febrero, el acusado aseguró que el semáforo donde tuvo lugar el fatal siniestro, ubicado frente a la Torre del Oro, estaba en verde, que circulaba a 60 kilómetros por hora y que "en ningún momento" vio a las víctimas, pero que cuando sintió el impacto levantó "el pie del acelerador", fue frenando y orillándose a la derecha con el objetivo de parar porque "nunca" se quiso dar a la fuga.

El procesado, que fue recibido a las puertas de la sala de vistas por familiares y amigos de las víctimas bajo gritos de "asesino" o "que lo dejen aquí con nosotros", hizo un relato de lo sucedido el día de los hechos y ha subrayado que "no se saltó ningún semáforo". "Juro que no las vi, no sé de donde salieron, ¿usted se cree que si yo las veo....?, por Dios", contestó a la letrada que ejerce la acusación particular en nombre de la familia de Patricia Alfaro.

No tenía permiso de su madre para coger el coche

Explicó que el día 3 de abril se encontraba en Cazalla de la Sierra, donde había acudido junto a su madre, y que fue sobre las 18,30 horas de ese mismo día cuando cogió el vehículo Renault Clío propiedad de su madre para acudir a Sevilla a ver un partido de fútbol en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán, asegurando que "no tenía autorización" de su madre para coger el coche debido a su adicción a la cocaína y a las infracciones de tráfico cometidas previamente, como por ejemplo aparcar en un paso de peatones o saltarse un semáforo en rojo.

Pues bien, según recordó el fiscal de Seguridad Vial, todas estas infracciones motivaron que la Jefatura Provincial de Tráfico le remitiera un correo certificado en el que se le notificaba el inicio del expediente que daba lugar a la pérdida de vigencia del permiso de conducir —había perdido los 12 puntos por siete sanciones— y a la posterior retirada de la licencia, pero el procesado alegó que "desconocía por completo" este extremo. "Yo no sabía que no podía conducir, firmé pero no leí la notificación del inicio del expediente, pues tenía problemas de adicción a la cocaína", añadió.

El acusado reconoció que a pesar de todo ello, le cogió sin permiso las llaves del coche a su madre, llaves que estaban guardadas en su bolso, y se dirigió hacia Sevilla, llegando al campo de fútbol en torno a las 20,30 horas y reuniéndose con un grupo de amigos. Allí, y siempre según su relato, se bebió dos cubatas de ron con coca-cola, para posteriormente entrar, sobre las 21,30 horas, al campo del Sevilla Fútbol Club. Una vez finalizado el partido, cogió el coche al objeto de llevar a su amigo Adrián del Nido —hijo del presidente del Sevilla— a la estación de Plaza de Armas, donde éste había quedado con su novia.

No estaba afectado por el consumo de alcohol

El acusado indicó que, cuando cogió el vehículo, se "encontraba fresco" y en ningún momento afectado por el consumo de alcohol —en la prueba de alcoholemia que le fue realizada tras el accidente mortal dio positivo por 0,51 gramos por litro—, tras lo cual se dirigieron por la zona del Costurero de la Reina hacia Plaza de Armas. "Circulé bien, tomé mis precauciones y no me salté ningún semáforo", según insistió entonces Fernando Vargas, que agregó que el primer semáforo —el de la esquina del MC Donald del Cristina— estaba parpadeando en amarillo, y los dos semáforos posteriores en verde.

Tras ello, argumentó que en el Paseo Colón "había poca iluminación" y que el atropello se produjo "en el momento que miraba el cuentakilómetros, que marcaba 60 kilómetros por hora", cuando "sentí un impacto", pero "en ningún momento vi" a las víctimas, que, según dijo, debían estar cruzando "por fuera" del paso de peatones. Una vez consumado el atropello, y cuando ya no podía ver por el cristal delantero debido a que éste se había agrietado, "dejé de acelerar, fui frenando, me orillé a la derecha y me bajé del coche", todo ello mientras el copiloto preguntaba "qué había pasado".

Una vez bajó del coche, se encontró con un hombre que, según dijo, le comentó que "no tenía la culpa, que el semáforo estaba en rojo para los peatones", y a continuación se encontró con un agente policial "ante el que me identifiqué", por lo que "nunca me quise dar a la fuga". "Yo no sabía qué había pasado", afirmó el procesado, quien dejó claro que "el coche no tenía ningún problema mecánico" y que paró "porque dejé de acelerar y porque frené".

Según los peritos, Fernando Vargas podría haber alcanzado una velocidad de 128 kilómetros por hora en el momento del atropello y, al menos, se habría saltado un semáforo en rojo, el anterior a donde tuvo lugar el suceso, según el informe pericial realizado por la Policía Local en cuanto a la secuencia de los tres semáforos ubicados en esa zona.

Las acusaciones particulares que ejercen las familias de Patricia Alfaro y Almudena González solicitaban para el procesado 36 años y 12 años y seis meses de cárcel, respectivamente, mientras que su defensa pidió la absolución.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento