El acusado de matar a una prostituta pide que se haga justicia y reclama que no se le culpe por su pasado

La defensa denuncia que la investigación "está inundada de múltiples interrogantes y llena de sombras"
El acusado en una foto de archivo
El acusado en una foto de archivo
EUROPA PRESS
El acusado en una foto de archivo

El hombre acusado de maniatar a una prostituta en 2008 para después asesinarla de tres puñaladas ha pedido este lunes, en la última sesión del juicio oral que se celebra con Jurado Popular desde la pasada semana en la Audiencia Provincial, que "se haga justicia" y no se le culpe por su pasado, dado sus antecedentes penales, el último de ellos condenado, en sentencia firme de septiembre de 2001, por un delito de agresión sexual a siete años de prisión.

En el derecho a la última palabra que tiene el procesado, Jesús Enrique Campuzano ha pedido al juez que "se siga buscando" al verdadero culpable de los hechos, ya que insiste en defender su inocencia, tal y como lo hizo en su primera declaración.

Igualmente, Campuzano, sobre el que constan antecedentes por hechos similares, ha dicho sentir "mucho todo lo que le está pasando a la familia", aunque ha dejado claro que él no tiene la culpa "de lo que ha pasado".

En el turno del Ministerio Fiscal, se ha expuesto al jurado popular como pruebas inculpatorias el hecho de que se hallase ADN en el trozo de cable cortado de antena de televisión que el procesado utilizó para atar de pies y manos a la víctima, así como en las células orgánicas que se encontraron cuando la Policía Científica realizó el barrido del suelo del dormitorio de la víctima.

Por su parte, la defensa ha denunciado públicamente que el procedimiento "está inundado de múltiples interrogantes y sombras, ya que no se han llegado a esclarecer" algunas pruebas, que no han quedado acreditadas.

De este modo, mientras que la fiscal ha mantenido la pena que se pedía en un principio, de 20 años de prisión por un delito de asesinato, la defensa ha vuelto a pedir la absolución de su cliente, al considerar probada su inocencia.

Los informes

En su informe final, la fiscal considera probado que Campuzano acudió al club de alterne de la pedanía murciana de Puente Tocinos el 3 de junio de 2008 y que esa noche, a través de otra trabajadora del local, conoció a la víctima, con la que supuestamente hizo un 'trío'.

Apoyándose en la declaración que hizo en el juicio el dueño del local, la fiscal ha recordado que las mujeres del club comentaron que la prostituta que había estado con él y la víctima aseguró que el acusado le había dicho que le diera su número de teléfono móvil a la fallecida para después quedar con él fuera del establecimiento, además de que queda acreditado por los testigos que tanto esta persona como el acusado se conocían de antemano y tenían una relación de amistad.

Sin embargo, en este punto la defensa, que previamente ha criticado que a su cliente "no se le diera la oportunidad de ofrecer voluntariamente su ADN, como lo hicieron los demás" —una cuestión que la policía justificó al argumentar que él era el investigado y que no se podía hacer—, ha manifestado que el testimonio del dueño del local "está contaminado por los medios de comunicación".

Al hilo, se ha preguntado que "por qué le iba a decir a su amiga que le diera su teléfono a la víctima", puesto que previamente habían estado los dos solos en la habitación y se lo podría haber dicho en ese momento.

En lo que respecta a lo que hizo Campuzano tras salir del local, al que acudió acompañado de dos amigos —uno de ellos testificó en el juicio—, la fiscal explica que "no fue inmediatamente a su casa, ya que su amigo asegura que al primero que dejaron fue a él y que le notó con mucha prisa".

Por contra, la defensa insiste en que fue a su casa para ducharse y después acudir a trabajar, pese a que su tío, que en aquel momento era su jefe, no lo pudo localizar ya que no hay constancia que en las múltiples llamadas que éste le hizo respondiera, según la fiscal.

No obstante, la abogada de Campuzano, que no ha aportado testigos en el juicio, ha reprobado que a su madre "no se le preguntara por lo ocurrido".

De ahí que sostenga que la investigación esté "inundada de múltiples interrogantes y no se esclarezca, como lo prueban las contradicciones del hijo de la víctima" con el que convivía, que cuando la vio en el dormitorio llamó al '1-1-2-' informando que estaba inconsciente, algo que la defensa no entiende puesto que "estaba claro que su madre se encontraba con la cara tapada ensangrentada". No se explica tampoco por qué no fue a prestarle auxilio, "dejando todo esto una tinta de duda, puesto que sabe más de lo que dice y no lo desvela por algo".

La actitud que el hijo de la víctima mostró en ese momento responde, según la fiscal, al estado de shock en el que se encontraba, tal y como declaró en el juicio la médico de urgencias. Pide que se tenga en cuenta que no se encontraron restos de ADN de éste tanto en el barrido del suelo del dormitorio como en el trozo de cable de antena.

El procesado y la víctima juntos

La historia continúa fuera del local, donde una vez cerrado, el dueño se dirige a dejar a las trabajadoras, bajándose la víctima en primer lugar cerca de su domicilio, como lo prueban las imágenes captadas por las cámaras a las 6.50 horas.

Próximamente, se encuentra el acusado sacando dinero de un cajero en la Plaza Santa Isabel, a un minuto y medio del domicilio de la víctima; un hecho probado, según la fiscal, por los extractos de cuenta, uno con resultado negativo y otro con resultado positivo, que éste realiza sobre las 6.45 horas.

A pesar de que la cámara de seguridad del cajero no graba esa imagen puesto que no enfoca a ese lugar, ha subrayado que se trata de Campuzano, puesto que la noche de antes una cámara del cajero situado cerca del club de alterne lo graba sacando dinero, además de que esa tarjeta fue utilizada en los días posteriores y no se denunció su sustracción.

En este punto, la defensa ha resaltado que a no ser que su cliente fuera "un fantasma y viajara a velocidad de la luz", no hay una imagen ni de él ni de su coche en esas proximidades, ni de que se sacara dinero. A ello se añade el hecho de que en una de las llamadas que recibió, una estación base de telefonía los sitúa sobre las 9.00 horas en la pedanía de Cabezo de Torre.

La última "sombra de la investigación", según la defensa, es si estuvo o no en el domicilio de la víctima. Sobre ello, ha expuesto que "no hay huellas ni muestra de actividad sexual", mientras que el ADN que se encontró en el pecho de la víctima responde a que Campuzano fue el último cliente con el que estuvo y posiblemente "no le diera tiempo a lavarse, ya que el local cerraba".

Las pruebas peritorias confirman el hallazgo de ADN del acusado en el trozo de cable que utilizó para atar a la víctima; un cable, ha destacado la fiscal, "que se encontraba en el dormitorio de la víctima y que no salió de allí", a pesar de que Campuzano aseguró que nunca había estado en esa vivienda.

Igualmente, se localizó ADN de Campuzano en un cinturón que también se utilizó para atar a la víctima y que "no pudo contaminarse" puesto que en las prendas de ropa interior de la víctima no se halló.

También había células orgánicas en el suelo, y no consta materia orgánica del hijo, que en un primer momento se le consideró sospechoso del crimen, "que entró en la habitación y se le hizo la prueba de ADN" que resultó negativa.

Por último, Campuzano, que "no tiene coartada", salió del domicilio entre las 8.55 y las 9.15 horas. Y es que, una vecina que salía pasadas las 9.00 horas se extrañó al ver una chaqueta en el suelo, mientras que 20 minutos antes lo había hecho su cuñada y no había nada. Esto se justifica, según la fiscal, porque Campuzano "la utilizó para no dejar huellas".

Ha finalizado su intervención asegurando que Campuzano "es culpable de un delito de asesinato: él sabía que iba a jugar con el cuchillo y después la mataría porque le dio la gana, por probar y por capricho para ver qué placer sexual experimentaba".

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