El Día de la Mujer

El pasado día ocho celebramos el Día de la Mujer Trabajadora.
¡Uf!, agotada estoy todavía; callos me salen sólo de acordarme. Para perderme el menos tiempo posible de tan gloriosa celebración me levanté a las seis de la mañana, preparé los desayunos, planché la ropa del día y desperté con amorosa paciencia a todos. ¡Pobrecitos, están tan agotados…!

Mi santo, que lo es, me dijo: «Mujer, prepara para hoy una comida especial para celebrar el día». Llevé a la niña al cole, tuve reuniones de trabajo. Después fui al mercado de Verónicas, compré las mejores viandas para la comida, regresé al dulce hogar, puse en marcha la cocina. Serví la mesa, comimos. Por la tarde llevé a la niña al Conservatorio, hice diversos recados, lavé y preparé la cena. Estaba algo cansada, pero mi santo me había prometido sacarme a tomar una copa para celebrar el día. A eso de las once rocé dulcemente su hombro para recordarle lo de la copa. ¡Se había dormido sobre el sofá! Pobrecito, está tan trabajado…

Mostrar comentarios

Códigos Descuento