Una tele llena de rombos

  • El horario infantil ha sido invadido por programas groseros y contenidos adultos.
  • Adiós a dibujos animados, concursos infantiles y espacios educativos.
  • ¿Se puede luchar contra esta tendencia?
Imagen del programa 'Sálvame', de Telecinco.
Imagen del programa 'Sálvame', de Telecinco.
TELECINCO
Imagen del programa 'Sálvame', de Telecinco.

"Llevas dos meses y pico sin descargar la tubería, estarás más bravo que un toro salvaje". No, no se lo dicen Epi y Blas en Barrio Sésamo ni lo canta un electroduende de La bola de cristal, pero la audiencia que lo escucha es la misma: niños. En este caso, los que contemplan a las cuatro de la tarde de un jueves el programa de Cuatro Tonterías las justas, una más de las delicadezas que vomita cada día la televisión en España.

Pese a que la Ley General de la Comunicación Audiovisual entró en vigor hace ya un año, y a que sigue vigente un acuerdo firmado por todas las cadenas que establece un horario protegido (de 6.00 a 22.00 horas) y superprotegido (de 8.00 a 9.00 y de 17.00 a 20.00 horas), cualquier español menor de edad que encienda la tele puede verse sumergido en acalorados debates sobre "Carmen la del perro" (una almeriense que presuntamente mantuvo relaciones sexuales con su mascota) o el "mustio y arrugao" (según la catódica Belén Esteban) pene de Julián Muñoz. Una constante vulneración de los derechos infantiles ante la que el Observatorio de Contenidos Televisivos Audiovisuales (OCTA) se pronunció ayer a través de un informe, en el que recoge 128 denuncias recibidas en 2010.

¿Control o censura?

Para Valentí Gómez, portavoz de OCTA (entidad apoyada por Unicef, Plataforma de la Infancia o Save the Children): "El informe radiografía una situación dramática: la vulneración en España de la ley es brutal, y alcanza al móvil, los videojuegos y la Red. En este país no hay educación mediática ni se distinguen horarios, realidad o ficción: todo es una parodia, llena de contenidos vulgares y de muy mal gusto".

Es cierto que, a diferencia de Inglaterra, Francia o Alemania, en España no existe un organismo que vigile estos excesos. La Ley General Audiovisual de 2010 creó el Consejo Estatal de Medios Audiovisuales (CEMA), autoridad independiente y con capacidad sancionadora encargada del control y seguimiento del cumplimiento de la mencionada ley, pero el CEMA no solo no está todavía en marcha, sino que ya es objeto de ataques constantes por parte de partidos políticos y, también, de medios de comunicación que han llegado a definirlo como un "órgano censor" en manos del Gobierno.

Para Gómez, tanto los ataques al CEMA como su parálisis "son vergonzosos. Ni el PP ni el PSOE lo dicen, pero el único motivo por el que no actúan es por la fuerza brutal del mercado, el dinero y el miedo a las televisiones. Ellas crearon un código de autorregulación del que son juez y parte, y por eso reclamamos un consejo de verdad. Que sancione cuando se vulnere la ley y que retire la licencia a las televisiones que dañen psicológicamente a los niños".

Una labor paternal

Sentados frente a la tele un sábado por la mañana, vemos a dos chicas simulando una postura sexual que les da "un placer tremendo". Otro sábado, a las seis de la tarde, nos enteramos de un presunto intento de violación que no pudo llegar a consumarse porque el agresor, un famoso, "la tenía muy gorda". Y el miércoles siguiente, en plena merienda, una presunta madame acusa a tres celebridades de ejercer la prostitución. Como estos tres ejemplos, decenas: ¿suficientes como para dañar psicológicamente a un menor?

Para la psicoanalista Emilce Dio Bleichmar, "cualquier mensaje que transmita adultez, brutalidad u obscenidad no será bien entendido por un niño y tendrá un efecto. Pero dicho efecto dependerá del crío: si se escandaliza o asusta, sufrirá una tensión negativa. Y si no se escandaliza, incorporará elementos sexuales y adultos que no son buen ejemplo".

¿Debe ser mayor, entonces, el control sobre estos programas o tienen razón los que afirman que no sería más que un instrumento censor? Hasta la profesional de la mente tiene sus dudas, pero también una solución. "Si no lo ve en la tele -afirma Dio Bleichmar-, el niño lo encontrará en su ordenador o en el de su amigo, por lo que muchas de estas medidas no son más que ponerle puertas al campo. Los adultos deben limitar esa oferta televisiva, pero sobre todo fomentar el diálogo con los chicos".

¿Cómo hablarle a una inocente criatura de penes y placeres tremendos? Según Bleichmar, "mostrándoles que esas relaciones existen, pero no son ideales. Y, claro, no viendo nosotros esos programas: no los miramos porque no estamos de acuerdo con ellos. Con ese mensaje esclarecedor, el chico terminará decidiendo si le gusta o no. Adquirirá un juicio, una reflexión moral: dejará de ser un simple espectador para convertirse en crítico".

Aquí no se salva nadie

De las 128 quejas recibidas por OCTA, solo 22 fueron aceptadas por las cadenas (7 de Antena 3; 7 de Telecinco; 5 de Cuatro y 3 de La Sexta), y dos programas, Sálvame (Telecinco) y Tal cual (Antena 3), lideran con 5 y 4 quejas el listado de incumplimientos aceptados. El informe señala además dos hechos de particular relevancia: las palabras de Salvador Sostres en Alto y claro (Telemadrid), en un plató lleno de niños, y la presencia en Telecinco del prófugo de la justicia española Rodríguez Menéndez.

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