El presunto cerebro de la trama de corrupción en Marbella (Málaga), Juan Antonio Roca, ha lamentado que se haya querido dar una imagen de él de "una persona derrotada", que estaba "quebrada y en el paro", y ha asegurado que actualmente, "en 2011, con la información que se conoce, sería un desatino intentar hacerle ver a la Sala que yo en 1991 -antes de su llegada al Ayuntamiento— era una persona arruinada".

"No obstante, la Policía lo sigue haciendo, lo que lamento es que lo haga el ministerio fiscal, porque se deje llevar por esos informes cuando hay otros elementos de prueba que dicen lo contrario", ha insistido Roca, quien ha criticado que no se haya investigado "más allá". El principal acusado ha terminado de declarar en este segundo bloque del juicio del caso 'Malaya' dedicado al blanqueo de capitales.

En este punto, el presidente del Tribunal, José Godino, ha puntualizado que tanto la Policía como el ministerio fiscal "han cumplido con su función lo mejor que han podido, con sus aciertos y sus defectos", algo que "iremos examinando", pero en lo que, ha manifestado, "no hay que hacer hincapié". "Sabemos las posturas de ambas partes y la Sala resolverá", ha apuntado.

Roca ha hecho, a través de las preguntas de su defensa, un repaso del valor de las compras de sus sociedades, en su mayoría a través de contrato privado o escritura pública; y ha señalado que vendía "por encima del valor de compra". Ha considerado correcto que en 1996 tenía 19 sociedades, a través de las que realizaba su actividad mercantil "de forma transparente" para Hacienda.

En este sentido, ha apuntado que el responsable del gabinete jurídico encargado de la creación de muchas de sus sociedades, Manuel Sánchez Zubizarreta, también acusado, le puso como condición para llevar la contabilidad de las empresas que se iba a pagar a Hacienda. Este procesado, por su parte, ha corroborado este extremo.

Sánchez Zubizarreta, que ha comenzado a declarar, ha asegurado que el contrato de fiducia que existía con Roca no está documentado, porque, como en toda relación abogado-cliente, se basaba en "la confianza". Ha afirmado que él era la única persona del despacho con la que el principal acusado tenía contactos sobre las sociedades y que era Roca el que las gestionaba personalmente.