Ecologistas en Acción pide el adelanto del cierre de Garoña tras los sucesos de Japón

Ecologistas en Acción Castilla y León pidió el adelanto del cierre de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), muy similar a la japonesa de Fukushima, al entender que lo que ha ocurrido en esta instalación tras el terremoto es un "serio aviso" sobre lo que supone la infraestructura burgalesa para la población.

Ecologistas en Acción Castilla y León pidió el adelanto del cierre de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), muy similar a la japonesa de Fukushima, al entender que lo que ha ocurrido en esta instalación tras el terremoto es un "serio aviso" sobre lo que supone la infraestructura burgalesa para la población.

El colectivo, en un comunicado recogido por Europa Press, explicó que sigue con especial preocupación la evolución de los acontecimientos en la central nuclear japonesa de Fukushima, como consecuencia del terremoto y el tsunami del pasado viernes y el fallo generalizado de los sistemas de seguridad de varios de sus reactores.

Los ecologistas indicaron que el reactor 1 de la central de Fukushima, fuera de control desde el viernes a causa de los fallos en sus sistemas de refrigeración, es muy similar al de la central nuclear de Santa María de Garoña (tecnología de agua en ebullición BWR de General Electric, potencia de 460 MW, inicio de explotación en 1971), "por lo que los fallos de sus sistemas de seguridad son un serio aviso sobre el peligro que supone la central burgalesa para la población y el medio ambiente en caso de accidente grave".

En ambos casos, indicaron, se trata de centrales de primera generación, con tecnología de los años 60 del siglo pasado, que van a cumplir 40 años de funcionamiento y presentan serios síntomas de envejecimiento, no obstante lo cual han sido objeto de una ampliación de sus permisos de explotación más allá de la edad para la que fueron diseñadas, en el caso de Garoña hasta 2013, "sacrificando la seguridad al interés de las empresas explotadoras por prorrogar los cuantiosos beneficios que proporcionan unas centrales con su inversión ya amortizada".

Ecologistas en Acción añadió que, a pesar de resultar improbable en Garoña un episodio sísmico como el registrado en Japón, se ha prorrogado el funcionamiento de una central "obsoleta" que ante un accidente grave o una situación no previsible (como un atentado terrorista) podría reproducir el comportamiento del reactor de Fukushima.

"riesgo innecesario"

"Este desastre debería ser suficiente para adelantar todo lo posible el cierre de la central, evitando exponer a la población del norte de Burgos y el sur del País Vasco a un riesgo innecesario", aseguró el colectivo, que recordó que la central de Garoña es la única que queda de su generación, tras los cierres por accidente de Vandellos I (1989) y por vencimiento de su vida útil de Zorita (2006), en éste último caso por decisión de un Gobierno popular.

Los ecologistas consideran una "irresponsabilidad" el mantenimiento "por razones comerciales o de oportunismo político" de la central nuclear de Garoña, modificando el criterio adoptado en su día con Zorita, y afirmaron que su aporte al sistema eléctrico nacional es mínimo, y que sólo las energías renovables de Castilla y León suministraron durante 2010 cinco veces más electricidad que esta nuclear.

Ecologistas en Acción "deplora" en particular la defensa "a ultranza" que la Junta de Castilla y León ha decidido asumir de la prórroga del actual permiso de explotación de la central nuclear de Garoña, "con la excusa de defender el empleo", aumentando el riesgo de accidente y abandonando el sector de las energías renovables, "que deberían ser la apuesta industrial estratégica de la Comunidad".

Asimismo, calificaron de "patéticas" las declaraciones de este sábado del presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, reivindicando la prolongación de la vida del reactor de Garoña en plena crisis por el accidente de su gemelo de Fukushima en Japón.

Según el Plan de Emergencia Nuclear de Garoña, en caso de accidente grave, se verían afectados de manera inmediata y severa 57.000 habitantes de 56 municipios burgaleses situados en un radio de 30 kilómetros en torno a la central, incluida la ciudad de Miranda de Ebro, más otros 10.000 del País Vasco y La Rioja, añadió el colectivo.

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