Alarma en Tokio por el mayor terremoto jamás vivido: hasta los rascacielos daban bandazos

Tokio, la mayor metrópolis del planeta, vivió este viernes con alarma y sorpresa un terremoto con una duración e intensidad que, según sus habitantes, incluidos los de mayor edad, "nunca antes se había vivido".

El metro de Tokio se paralizó, los coches se detuvieron en las carreteras, los aeropuertos fueron clausurados y los numerosos rascacielos, que durante unos segundos parecieron elásticos, se vaciaron entre sonidos de las sirenas y llamamientos a la evacuación.

Los tokiotas inundaron estremecidos las amplias aceras de su capital y, móvil en mano, trataban de comprobar que sus allegados estuvieran a salvo, pese a que en los primeros momentos las líneas quedaron bloqueadas.

El terremoto, de 8,8 en la escala Richter, se vivió en Tokio durante los primeros segundos sin excesivo alarmismo pues sus habitantes están acostumbrados a los temblores, pero a medida que el sismo se alargaba de manera inusual y su intensidad iba en aumento el pánico comenzó a propagarse.

"Al principio no nos preocupamos en exceso", relató a Efe Tadashi Miharaku, un ejecutivo de 65 años, "pero al ver que el temblor continuaba y su intensidad iba a más, nos asustamos como nunca". Acto seguido, se refugiaron bajo las mesas, mientras el mobiliario caía e incluso los vidrios de algunos edificios se rompieron.

Cristales rotos

"Ha sido muy largo, todas nos escondimos asustadas bajo las mesas y pensamos en el último terremoto de Nueva Zelanda", comentó Kaeko Mori, de 26 años, y que presenció en su oficina cómo la tensión se disparaba entre todos sus compañeros.

Los tokiotas coincidían en que este terremoto ha sido "el más fuerte" que han vivido, tanto para quienes estaban en las calles, como para quienes se encontraban en el trabajo, que han visto como cristales se rompían y libros y estanterías se iban al suelo.

"Mi despacho está en el sexto piso", prosiguió Miharaku, "y mientras trataba de ponerme a salvo, veía como el resto de rascacielos daban suaves bandazos", especialmente a partir del segundo temblor, "el verdaderamente intenso". "Sólo cuando era pequeño recordaba algo parecido", apostilló.

El sismo provocó 14 incendios en edificios de la capital japonesa, mientras en las autopistas de urbe, que cerraron al poco del terremoto, no se registraron graves accidentes, según la agencia local Kyodo.

Los aeropuertos, paralizados

La metrópoli nipona está acondicionada para soportar fuertes terremotos sin que se produzcan daños materiales y su legislación prohíbe por ejemplo que los edificios estén en contacto para evitar un efecto arrastre durante los seísmos.

Se han registrado cortes de electricidad en puntos determinados de la capital, aunque en las zonas más concurridas en horario laboral se ha mantenido el suministro de luz.

Los dos grandes aeropuertos de Tokio, Narita, el de mayor tráfico internacional, y Haneda, con más vuelos internos, abrieron parte de sus pistas dos horas después del terremoto.

Cautela entre los tokiotas

La sensación de cautela persiste entre los tokiotas, sobre todo por las numerosas réplicas del sismo que se sienten con claridad en la ciudad, por lo que siguen con plena atención las información de las televisiones.

Mientras en las costas de provincias como Miyagi e Iwate se mantiene la alarma por el tsunami causado por el seísmo, Tokio recobra poco a poco la normalidad.

Una parte de los tokiotas cavila ahora sobre la forma de salir de la ciudad, ante el cierre en vísperas del fin de semana de sus principales arterias y la suspensión de los servicios ferroviarios que enlazan con la capital con el resto del país.

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