Guardia Civil cree que las bombas buscadas en Burgos y Cantabria explotaron en su día sin llamar la atención

Apuntan al poco explosivo empleado y su colocación en zonas despobladas como las razones de que pasasen desapercibidas

Las bombas colocadas en 2007 por ETA en Cantabria y Burgos explotaron en su día sin llamar la atención dada la poca cantidad de explosivo utilizado y a que el lugar que escogieron los terroristas para situarlas eran zonas de poco tránsito de personas, informaron a Europa Press fuentes de la lucha antiterrorista.

Esta es la principal hipótesis que baraja la Guardia Civil después de buscar este miércoles estos artefactos en la A-67 a la altura de Sierrapando, en Torrelavega (Cantabria) y en la autovía A-1, a la altura de la localidad de Rubena (Burgos). En torno al mediodía se levantó el dispositivo de búsqueda en la localidad cántabra sin que los agentes hallasen los explosivos, mientras que ha sido por la tarde cuando se inició el dispositivo en Burgos, que previsiblemente tampoco logrará hallar el artefacto.

La colocación de estos dispositivos fue admitida en sus declaraciones ante el Instituto Armado por los integrantes del 'comando Otazua' de legales desarticulado la semana pasada en Vizcaya. Según dijeron, estas bombas fueron colocados el 2 de septiembre de 2007.

Aquel día, un comunicante, que dijo hablar en nombre de ETA, llamó a la DYA de San Sebastián para alertar de la colocación de cinco artefactos en otras tantas carreteras de la red nacional, que explotarían entre las tres y las cinco de esta tarde. La llamada se produjo a las 13.53 horas.

El comunicante, que habló en castellano, informó de la colocación de artefactos en el kilómetro 181 de la A-67, a su paso por Barreda (Cantabria); el kilómetro 115 de la AP-68, en Armiñón (Cantabria); y el kilómetro 421 de la N-232, en Cenicero Fuenmayor (La Rioja). Otros dos artefactos estarían colocados en el kilómetro 7 de la AP-1, en Vergara (Guipúzcoa); y en el kilómetro 251 de la N-1 en Rubena (Burgos).

Las fuentes consultadas por Europa Press han indicado que en su momento se hizo una búsqueda exhaustiva por parte de la Guardia Civil en función de los lugares que habían sido facilitados por el comunicante. No obstante, según han matizado, aquella llamada cometió errores en su descripción del lugar en el que habían sido colocadas las bombas. En ese sentido, estas fuentes, han advertido de la dificultad de encontrar algo cuatro años después de los hechos, tanto si explotaron como si no.

En la rioja,

Cerca de una bodega

De aquellos artefactos tan sólo se tuvo constancia de la deflagración del colocado en La Rioja. Las fuentes de la lucha antiterrorista han explicado hoy a Europa Press que se tuvo conocimiento de este artefacto porque en las proximidades de la zona donde hizo explosión había varias personas trabajando en una bodega cercana, pero matizaron que el resto de los explosivos se colocaron en zonas despobladas.

La bomba que explotó en La Rioja contenía entre 200 y 400 gramos de explosivo y su impacto se redujo a un pequeño cráter de diez centímetros de altura y cincuenta de diámetro. La colocación de estos artefactos coincidió con la operación retorno de las vacaciones provocando retenciones y cortes en varias carreteras derivados de las labores de búsqueda y las medidas de seguridad adoptadas.

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