Las huellas y el ADN de Juan Carlos C.P., acusado del asesinato de 'Tomasín' y otras dos personas en las inmediaciones del penal de El Dueso (Santoña) cuando se disponía a regresar después de un permiso penitenciario, aparecieron tanto en un arma que se encontró luego en su domicilio como en la furgoneta en la que viajaban los tres fallecidos y en su propio vehículo.

Y también se hallaron restos de disparos en la ropa que llevaba puesta ese día, según han confirmado los forenses en la tercera jornada del juicio que se sigue contra él y otro acusado en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria bajo el Tribunal del Jurado.

En la vista, además, ha declarado un amigo suyo, residente en Torrelavega, en cuya casa solía quedarse bastantes noches a dormir —aunque esa noche en concreto no lo "recuerda"— y cuyo teléfono móvil utilizaba en ocasiones como si fuera el propio.

Desde ese móvil se realizaron la noche del 18 al 19 de octubre de 2009 llamadas a Isidoro, uno de los fallecidos, de quien el acusado era amigo, y en ese número se hicieron y recibieron llamadas de miembros de la familia Larralde.

Durante, el juicio el otro acusado, Fidel E.E., ha afirmado que el fallecido le vendía droga a Juan Carlos, y que de hecho, el día del triple asesinato había quedado con él. El testigo que ha declarado este miércoles ha incidido en que su amigo Juan Carlos estaba "muy enganchado".

Este testigo ha dicho que "no recuerda" si la noche anterior a los hechos, en octubre de 2009, Juan Carlos durmió en su casa, como éste declaró el primer día del juicio y como solía suceder con bastante frecuencia.

Este miércoles ha finalizado la práctica de las pruebas testificales y las aportaciones de peritos y forenses, con lo que la próxima sesión, mañana, consistirá ya en los informes finales de cada una de las partes, previa a la elaboración del veredicto sobre el que tendrá que pronunciarse el Jurado, que decidirá sobre la culpabilidad o inocencia de los acusados.

Será luego la Sección Primera la que concrete la duración de las penas. El Ministerio Fiscal mantiene su petición de 54 y 51 años de prisión para Juan Carlos y Fidel, respectivamente, por tres delitos de asesinato, condena que la acusación particular eleva a 60 años de cárcel para cada uno de los acusados.

Juan Carlos reclama la libre absolución, y la defensa del otro procesado, Fidel E.E., acusado de conducir el Audi rojo desde el que se asaltó a la furgoneta en la que viajaban los tres fallecidos, también, aunque ahora incorpora como alternativa la posibilidad de que se le considere responsable de un delito de encubrimiento de los hechos.

Huellas y adn

Los peritos que han comparecido han explicado al Jurado que en distintas partes de la furgoneta se hallaron huellas dactilares. Entre ellas, aparecieron unas de "calidad impresionante" para su análisis en la ventanilla, tanto por dentro como por fuera, que, una vez cotejadas con las bases de datos, arrojaron coincidencias con las de Juan Carlos.

En su ropa, además, se detectaron residuos de la detonación de un arma "concordante" con la que se produjeron los dispararon que mataron a Tomasín, Isidoro y María Jesús, lo que sitúa a esas prendas en un lugar escenario de una acción armada.

Los restos de balas y casquillas eran todos del mismo arma, una pistola que, en cualquier caso, no es de las que se emplean para tiro al plato —afición que Juan Carlos dijo tener, como motivo para disponer de un arma—, sino que, al contrario, era para "tiro de precisión".

En el arma que apareció en su casa en un posterior registro se confirmaron restos del ADN de este acusado, que también se detectaron en su vehículo.

Sí que aparecieron rastros genéticos de una tercera persona, no identificada, circunstancia que esgrimió la defensa el primer día del juicio para derivar la autoría de los hechos respecto a los dos acusados.