El Consejo de Diputados ha aprobado conceder una subvención directa de 106.245 euros al Banco de Alimentos de Gipuzkoa (BAG) para financiar el arrendamiento de un local en Bergara y disponer de los medios económicos necesarios para la adquisición de una furgoneta de reparto, cámaras frigoríficas y estanterías para que pueda comenzar a operar en toda la zona.

La ayuda foral estará regulada mediante un convenio que será firmado próximamente por el diputado de Desarrollo Sostenible, Carlos Ormazabal, y por el presidente del BAG, Juan María Garitano.

El portavoz foral, Eneko Goia, ha señalado que la puesta en marcha en Bergara de un nuevo almacén de recogida y distribución de alimentos permitirá al Banco de Alimentos extender su ámbito de actuación a toda Gipuzkoa.

Además, ha destacado que el BAG y las entidades y establecimientos colaboradores "han formado durante estos años de trabajo voluntario una auténtica red que conjuga la solidaridad con los más necesitados de nuestra sociedad con la cultura de la sostenibilidad mediante la adecuada recogida y distribución de alimentos, algunos de los cuales terminarían en caso contrario en los vertederos".

En 2010 la asociación guipuzcoana distribuyó desde su centro de operaciones de Oiartzun 956.387 kilos de alimentos a través de instituciones, asociaciones y comedores sociales de diversos municipios con destino a colectivos en situación o riesgo de exclusión social.

El Banco de Alimentos de Gipuzkoa se constituyó el 3 de noviembre de 1997 como asociación sin ánimo de lucro. Tiene como objetivo la captación y distribución de alimentos en Gipuzkoa y el intercambio con otros bancos de la Federación de Euskadi y de la Federación Española de Bancos de Alimentos. También tiene encomendada la gestión y reparto de los alimentos de intervención procedentes de la Unión Europea.

Desde julio de 2009, tras la firma de un convenio de colaboración con el departamento foral de Desarrollo Sostenible, recoge y distribuye alimentos frescos como fruta y verdura y otros de caducidad más corta como derivados lácteos y bollería mediante el modelo conocido como Mercado del Último Minuto (Last Minute Market). Se trata de alimentos perfectamente consumibles pero no comercializables que son destinados al consumo humano evitando que se conviertan en residuos que terminan en los vertederos.